Poema de Irene Zava
A
Avanza entre espinas y lavandas.
Bifronte, cebolla y azufre no lo contaminan
El viento cruje en los postigos.
hace imposible sostener tanta reliquia.
Como al acecho, el pétalo blanco
muerde a la criatura.
Animal manso no lame sus heridas,
apenas esparce el perfume
de las pérdidas.
Abre los brazos para sentir el sol.
Desde lo profundo, regresa a su cordura,
disipa huellas en la hojarasca.
Atardece, y es otra vez una
y la misma.
© Irene Zava
2 Comments:
Dejarse ser sol para renacer...
Bello poema.
Un abrazo Gus.
Muy bello tu poema, Irene. Es una pintura excelente del paisaje exterior y del interior.
Un cariño grande
Maria Rosa Leon
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