Prosa de Piero De Vicari
muerdo los ojos del címbalo y cae una furia de espermas, una delgada furia de espermas encadenados y tristes, tan tristes como la piedra enamorada de la sombra o tan encadenados como un sexo que niega su plusvalía de flujos y oscilaciones, de semillas indultando un número, lluvioso, exacto y monocorde, es decir: un número que representa ese cuchillo que clavamos todos, cuando la noche es un cerrojo de aceitunas (tímidamente asesinada) sobre el corazón del mar
© Piero De Vicari
2 Comments:
Texto que suena a grito, a cierta desesperación...
Un abrazo Gus.
Excelente tu texto, Piero. Siempre es un placer leerte.
Maria Rosa Leon
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