Poema de Gabriela Delgado
Patricios, sin tren III
Llega la primera escarcha sin brasas.
El taller predice un insondable silencio.
Entumecidas las manos, sin herramientas.
Encorvado el pueblo por el peso de la sentencia.
Cada uno la suya, mártires de la incoherencia.
Tan pequeño el pueblo sin su alma,
sin su tren, sin su galpón, sin sonido de rieles y ruedas.
Hasta el reloj ha cambiado la marcha de su tiempo
y su partitura suena a olvido, a miedo.
Ajados los sueños de antaño, Patricios se recupera.
Ya no hay pasajeros en su andén, es cierto, pero la estación florece.
Florece de memoria y esfuerzo. Rescata el futuro.
Ya no hay tren, es cierto pero el pueblo palpita
sembrando proyectos nuevos.
Hace de su estación el imán de su arraigo,
de su identidad, de su fuerza.
Se ramifica como enredadera
en cada visitante que involuntariamente captura
en la telaraña de su hechizo, en la red de su leyenda.
© Gabriela Delgado
Foto: Patricio Coullery (Puente _Mocoretá Corrientes-)
10 Comments:
Me has traído Gaby a mi infancia, cuando en mi pueblo palpitaba el tren, que ya marchó hace rato...
Un abrazo Gus.
Gaby: Bellísima tu evocación del pueblo que quedó condenado porque le robaron el alma, como tantos otros pueblos del interior de esta tierra.
Bellísimo homenaje a la memoria que no debe morir.
Siempre te digo que leerte es una fiesta.
Un beso grande
María Rosa León
Viví cada versos en la evocación que haces.
Bello poema, querida Gaby.
Besos,
Migdalia
Bien Gaby
recuerdos que se meten en el alma
desde graciela
Huidiza y querida amiga:
Estos textos tuyos sobre trenes tienen algo especial para mi.
No es Patricios aunque hables de ese lugar.Se suceden los pueblos encorvados y las vías que lloran ausencias.
Un beso.
Lily Chavez
El tren, columna vertebral de los pueblos rurales está trasncripta su huella y su funeral con nostalgia y belleza.
Felicitaciones, Gabriela.
MARITA RAGOZZA
Conocía este poema, Gaby, que seduce por esa melancolía que tan acertadamente dosificas en él.
Muy buena,pura y emotiva, la descripció tierna y poética de lo que pasa en nuestro pago, en nuestro país, en nuestro mundo, que pareciera descarcararse ante el peso del 'progreso'irracional de las ganancias...
Hermoso poema, Gabriela. Soy fiel testigo de cómo los pueblos se rearman alrededor de las viejas y abandonadas estaciones de tren. Una manera de gritar que aún existen y pueden. Gracias.
Alicia Perrig
David Antonio Sorbille dijo...
Gabriela, tu gran poema es una autèntica expresiòn de la realidad. Te felicito.
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