28.3.08

Poema de Héctor Berenguer


Onírica

............. A José Berenguer

Padre me lleva de su mano,
Hiroshima
ya no es la ciudad oriental,
pero es Hiroshima.
El hombre sale otra vez
como un hongo venenoso
ahora de abajo
como antes fue del aire.
Sentimientos que nos unen
más allá del tiempo…
Puedo sentir tu mano tibia,
puedo verte como eras.
(estás cambiado ahora),
sé que no hay resurrección
donde muerte y vida
se anudan para siempre.
¿Por qué viniste, padre?
¿Por qué tuve que esperar tanto,
tratando inútilmente de descifrarte?
Estás aquí donde todo se resume
en la increíble nada de tu presencia,
esa otra muerte infinita,
¿soy tu vergüenza o eres mi vergüenza?
Extraño espejo se inclina sobre la tierra,
sabes que vas a morir y das las gracias,
ya me miras sin ningún extravío.
¿Quiénes somos, padre?
¿Quién soy yo?
Carne de tu carne, ¿acaso lo más cercano
es lo más esquivo?
Asusta la palidez de estas estrellas,
que no señalan a nadie,
un último intento sin consuelo
de aquel que lloraba en el último banco.

© Héctor Berenguer

6 Comments:

Blogger Gustavo Tisocco said...

Hector excelente tu poema, qué más decir?

Un abrazo Gus.

28.3.08  
Anonymous Anónimo said...

Bello poema donde se trasunta la angustia de un pueblo que, a pesar de los años resurge distinto, bajo un cielo distinto y con estrellas que tienen quemado su brillo desde aquel día. Profundo planteo. Un abrazo, Laura B.Chiesa.

28.3.08  
Blogger ©Claudia Isabel said...

si, aveces lo cercano es lo más esquivo...la poesía hace el milagro de transmutar el dolor en belleza...
Un abrazo

28.3.08  
Blogger fanny said...

Somos la resurección de nuestros padres, él está hablando ahora por tu boca, ¿qué no lo escuchas? Con tanto fervor lo has nombrado que lo dejaste clavado en mi corazón, ahora ya no estoy tan sola.

sensiblemente, Fanny

28.3.08  
Blogger María Rosa León said...

Muy bello y emotivo tu homenaje evocativo, Héctor. Gracias porque nos das el espacio para pensar nuestra historia y nuestro único rescate: la poesía.
Un cariño grande
María Rosa León

28.3.08  
Blogger Elisabet Cincotta said...

Excelente poema. El dolor en la belleza de la poesía. Elisabet

30.3.08  

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