Poema de Fernando Trejo

A LETICIA BORGOIN

Sé, por momentos
que alguna vez fuiste mía
en un hotel de San José.
Que recorrimos calles con los ojos cegados,
y la gente descifraba nuestro idioma
con un lenguaje inocuo al de nosotros.
Anduvimos poco menos del tiempo
en que una lluvia prepara
su abandono.

A ciencia cierta,
ahora que recuerdo,
no pude decir que tus pestañas
eran más o menos parecidas a las mías,
que tu boca
era tan dulce como un terrón de azúcar,
y que tus manos,
pálidas y tristes,
dejaban en mi pecho
ese sabor a güisqui
como el que bebo ahora
sin ti.

Habría que decir
entonces
que por más larga que fuese una palabra
no llegarás a oírla en miles de años
porque el ruido que cantamos
debajo de aquel silencio etéreo
dejó los ecos sordos
para que ni tú, ni yo
nos encontremos.
PARA ATRAPAR EL DÍA

© Fernando Trejo