Prosa de Romina Cazón
Cada vez que llueve los charcos me muestran la infancia, zona de anticuarios en la que observo tristemente a las muñecas amputadas rondar por todos los rincones. Observo también la mirada agria de los dinosaurios de plástico, con quienes inventaba historias para vencer el miedo. Ahora sé que las muñecas y los dinosaurios forman parte de una pequeña porción de vida que no conoce el regreso. Muchas veces no sé que hace la memoria conmigo, pero muy a menudo siento algo: a una Errante que espera la lluvia para mirarse en un charco.
© Romina Cazón
3 Comments:
Y esa infancia que tan bien nos hizo y que no regresa tornándonos errantes.
Excelente Romina.
Un abrazo Gus.
Romina: cada día nos reflota algo de la infancia, aún sin que nos demos cuenta. Un abrazo, Laura Beatriz Chiesa.
Qué bella evocación de la niña que fuiste y qué sueño común de los poetas de volver a viajar a esa tierra tan grata de la infancia, Romina.
¡Me encantó tu poema! Felicitacfiones y un fuerte abrazo
María Rosa León
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