Poema de Alejandro Mauriño
Vuela un gorrión ante mis ojos
y más allá se añade el cielo inmutable.
Es el mismo que vió la madre de mi abuela
al salir hacia América desde su nada.
Es idéntico al que esperaba, tras la noche,
la muerte de mi padre. Es igual
al que imaginó mi siempre bien amada
al comprender mi desmemoria.
El aire del cielo, el agitar de alas del gorrión
que lo hiende, el árbol bienamado
inadvertido de todo.
Un fluido misterioso se escurre
entre todas estas cosas dispares.
Nos empapa, y ratifica nuestra condición
de objetos. Cada día, para siempre.
Con una clepsidra fue medido, antes.
También con la arena y más,
con una máquina de péndulo
y el moderno cuarzo.
Y todos estos mecanismos, osados,
se pierden sin cesar en el tiempo.
© Alejandro Mauriño
3 Comments:
Un gorrión testigo del tiempo y de la magia.
Un abrazo gus.
Alejandro: el tiempo, infinito tema
de reflexión y del que sólo tenemos
noción de presente. Se encuadra entre el recuerdo y la incógnita.Un abrazo, Laura Beatriz Chiesa.
Alejandro: La nostalgia duele, pero poder expresarla en versos libera la herida y trasciende al universo.
Víctor H. Tissera
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