7.9.08

Poema de Cecilia Glanzmann


DESAMPARO

El frío me desapacigua las manos
la carne
el embrión del ser.

Huelo el lamido del viento
sobre las espaldas del mar sobrecogido
sobre las espaldas ateridas de la gente
...
no hay para ella gas ni luz
...
los leños escasos están muy húmedos
...
las chapas se descobijan
......
para encender el fuego
.........
en la ciudad que avanza...

El desamparo del hombre
me desapacigua las palabras
y una ironía acre
dibuja insistente
la compasión deshabitada
en este siglo veintiuno.

La compasión respira
sin embargo
en el abedul pródigo
y calienta las manos de la gente.

© Cecilia Glanzmann

6 Comments:

Blogger Gustavo Tisocco said...

Bienvenida Cecilia a este sitio que pretende difundir a poetas contemporáneos, mes a mes serás publicada.
Un abrazo Gus.

7.9.08  
Blogger María Rosa León said...

Muy bello tu poema, Cecilia. Me conmovió ese retrato de los desamparados y ese clamor de justicia por ellos.
Felicitaciones y un fuerte abrazo de bienvenida
María Rosa León

7.9.08  
Anonymous Anónimo said...

Muchas veces me han "aconsejado", como tal vez a Cecilia, no mirar a los desamparados, no tocar ese tema, no sentir ese olor, como si eso fuera tema del pasado o con el periodismo amarillo fuera suficiente. Y en este mundo de siete mil millones de habitantes hay cada vez más niños y ancianos desamparados. ¿Qué arte o qué formas de convivencia nos volverán menos inhumanos? Rub´n

8.9.08  
Anonymous Anónimo said...

Cecilia: los hombres carecemos de muchos valores, algunos no los toman -pese a recibirlos- y otros los desprecian por que cuesta vivir
dentro de determinados límites. Hay distintos tipos de desamparos,es una realidad. Un abrazo, Laura Beatriz Chiesa.

9.9.08  
Blogger Avesdelcielo said...

Un canto a la compasión que significa " padecer con ". Extraordinairo poema y rescate del sentimiento solidario.
MARITA RAGOZZA

11.9.08  
Blogger Analía Pascaner said...

Me encantó encontrarte aquí! querida Cecilia, en la página de esta persona tan especial que es Gustavo Tisocco, quien contagia con su luz a todos los autores publicados.
Gracias querido Gustavo, por traer a Cecilia hasta aquí.
Un abrazo
Analía

22.9.08  

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