Poema de Marita Ragozza
LA ESTATUA DE LA PLAZA
Allí está. ¿Sabe mi nombre?
No, pero me lo inventa,
la estatua siempre está
parecida a todos los días
pero diferente.
Forzosa inmovilidad
a lo mejor ella me comprende
y por eso creo que me sonríe
rodeada de tantos pájaros.
Ahora llueve
no es coincidencia melancólica
entre tanta gente inútil
una pequeña satisfacción,
se ha alejado los que gritan
las parejas que-se –miran-a- los-ojos
las mujeres con sus niños.
Quedo yo
y otros adoradores del agua
reivindicadores del otoño.
La estatua idéntica y húmeda
yo, deslucida y mojada,
ella tolera mi espionaje
creo que me comprende
y participa de mi secreto
La envidio
............ tan perenne
.................... tan siempre.
© MARITA RAGOZZA DE MANDRINI
Foto: Gustavo Tisocco (Jardín Botánico de Buenos Aires)
12 Comments:
y quién no le ha escrito alguna vez a las eternas presidiarias en su piedra.
Un abrazo Gus.
Marita: creo que -a veces- estará cansada. Tal vez está idéntica por fuera pero debe padecer el reumatismo de los años y su inmovilidad decretada. Me gustó . Un abrazo, Laura Beatriz Chiesa.
Marita, me conmueve particularmente tu diálogo con la estatua -tal vez porque me siento aludida, como escultora- es un modo de testimoniar la impronta del autor en su obra, unida a la energía de la piedra y como logró mover al lector, a recrearla en un nuevo poema. Gracias por compartirlo. Felicitaciones.
Un abrazo, Eli
Elisa Dejistani
Una palabra resume la sensación que tuve al leerlo: mágico
besos
Elisabet
Me encanta lo que dice Eli, porque de paso deja asentado ese diálogo que surge entre estatua y escultora no? y Marita me gusto mucho el poema y eso de tanta gente inútil , la satisfacción de la lluvia, magnífico.
Un abrazo.
Lily Chavez
Marita: Un diálogo poético con el mármol donde las respuestas asoman desde la soledad del autor.
Víctor H. Tissera
Felicitaciones Marita!!Es que la imaginación de los poetas, hace que desde su mundo utópico que tiene el atelier creen algo que les pertenece.
Una verdadera escultura este poema, Lucecita. Por un momento dudé. No sabía de qué lado estaba la estatua. Fue mágico. Señal que estaba ante un gran poema. Gracias
Alicia Perrig
Bello poema Marita, las estatuas a veces guardan misterios que el hombre no podrá nunca desifrar. Me encantó, besos de Alicora.
hermoso y bien logrado poema con un final impecable
saludos cordiales
itzela sosa
Marita, no la envidies. Su perfección de estatua no ha podido concebir un poema como el tuyo. Te admiro. Alda Salzarulo
Marita, qué bello poema nos has regalado...
El final es un poema en sí mismo:"la envidio/tan perenne/tan siempre"
Te felicito.
Un cordial saludo
Mariano Shifman
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