5.11.08

Poema de Elena Cabrejas



EXILIO ENBUENOS AIRES

Con los miedos al cuello
sobrevivimos en esa larga noche del exilio
en nuestra propia casa
y en las calles tremendas donde fueran un tiempo
las rondas de los niños y los pájaros
el sol en la cabeza -que era libre-
la flor en el ojal del compadrito.

Sobrevivimos
mintiéndonos acaso por los otros
esos que habían ido mezclándose en la bruma
feroz de las ausencias
esos que no pudimos retener
ni con las lágrimas
esos grises viajeros que cayeron quizás
nombrando un canto o palabras vedadas
o algún nombre escondido en el pozo del alma.

Con los miedos al cuello
las palabras se iban derrumbando
en las arenas de la terca memoria.
Aprendimos el silencio.

Las calles eran de metal y quemaban.

En cada amanecer hacíamos recuento
de los rostros perdidos
supimos lo que era andar como si nada
con el pelo flotando lo mismo que los sueños.
Reconocimos los golpes en la puerta
a una hora imprecisa
y el temblor en las piernas
cuando alguien nos daba un golpecito sobre el hombro
y nuestra identidad daba lo mismo.

Sobrevivimos
el caso era aguantar en ese exilio
creciendo en los umbrales de la casa
allí donde la furia del dolor
insoportable
era una espléndida hoguera entre las sábanas.


© ELENA CABREJAS

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Me caló muy hondo este despiadado poema. Está escrito con todas las ganas y toda la sabiduría. Para usar una palabra que le pertenece diría que es "espléndido".
Jorge Luis Estrella

5.11.08  

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