Poema de Víctor Hugo Tissera

INFECUNDIDAD

A veces, el poema se revela.
Niega su destino humano
y muere anticipadamente
en las contracciones de los vocablos.
El poeta
con su destino incierto de sílabas en sangre
busca vencer su resistencia.
No concibe que las palabras
ignoren lo que siente.
Se produce el divorcio
entre el hombre y el poema.
Una muralla se levanta
entre el deseo de decir
y el acto de concreción.
Por eso, estos versos que hoy
nacen sin piel y sin mirada
tienen la tristeza
de los días en crisis.
Deshabitado, me hundo en mi naufragio
desde la pena y la decepción,
sin más compañía
que el lento sacrificio
de mis vuelos abortados.
Solo, en esta infecundidad de lágrimas
que me diluye poco a poco,
y me desceluliza,
veo morir el tiempo de mi tiempo
en estos versos sin piel y sin mirada,
mientras la vida sigue
su simulacro de triunfo.


© Víctor Hugo Tissera