2.1.09

Poema de Mariano Shifman


EL SEÑOR DE LAS OPORTUNIDADES PERDIDAS

Era un brillo estupendo hasta la médula
el que adivinó mi implacable instinto de niño.
No te atrevas a mirar, no aún, alertaron
los comedidos dispensadores de cosquilleos.
De la obediencia hice mi causa; giré, me cubrí
pero la obstinación del brillo me perseguía:
alumbraba frágiles hombros con gloria de terciopelo
y destacaba el encanto de las sonrisas más tenues,
miríadas de anhelo destinadas a mi aprobación.
Pero yo seguía obedeciendo, y todo lo sabía
por el rabillo de mi ojo infiel, que resistía a la autoridad.
Tanto tiempo ha pasado que hablo de mí como de otro;
no recuerdo cuándo empezó la niebla, ni si fue mi vista
o lo visto lo primero que decidió rendirse.
Cierto es que el fulgor desapareció.
Habrá volado hacia nuevos ángeles
que ya no se posarán en mí.

© Mariano Shifman

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

"...Tanto tiempo ha pasado que hablo de mí como de / otro..."
¡Qué maravilla, Mariano, ese desdoblarse para ver esa realidad de los mandatos sin permisos!
Con mi afecto y admiración
María Rosa León

4.1.09  
Blogger Analía Pascaner said...

Desde el título, tan atrapante, fue un gusto leer este poema, querido Mariano. Gracias.
Un cariño
Analía

4.1.09  
Blogger Unknown said...

Hermoso poema Mariano donde se muestran tantas cosas de los que vivimos entre preguntas sobre si hicimos lo correcto o nos equivocamos a la hora de obedecer.
En fin, las respuestas están en alguna parte. Yo aún no sé cuál es el lugar. Eduardo Chaves

12.1.09  

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