Poema de Roxana Palacios

Nudos

Las cosas tienen su manera de ser témpano
esta tarde.
Es jueves también bajo mi cabeza redonda.
Hay un sonido que alivia, una voz, algo
que sostiene, borra, introduce una nostalgia verde
en el interior de la casa.
Día de milagros y repeticiones.
Me salpica lo verbal, la interrupción, intento nacer
sobre el fantasma, voy por la vereda donde pasean
las mujeres de mi familia.
Habla la otra, la dulzura, un filo
que se inscribe en el desastre: una parte de mi
voluntad y otra muerte en la lengua que me ronda.
Se escribe por cansancio.
Se escribe por vacío.
Digo que sí, pero cuelgo en la ventana
mi cuerpo de números impares.
Quiero encender la danza donde todo empezó:
el presagio, el abuso infatigable, los grandes ríos
que se hunden en mi selva de nudos infantiles.
Son fragmentos a toda velocidad, sujetos fríos
en el humo del agua. Mi madre
ha recuperado su boca, pisa mi sombra
entre los adoquines, las buenas palabras,
sus mitades asimétricas.
Hay un reflejo, un crujir de pájaros ahora,
una confusión en el cuerpo.
Persisten las preguntas.
Otros duermen mi noche que se inicia.


© Roxana Palacios