1.8.09

Poema de María Chapp


B R A I L L E

mi habitación no da al sur
siempre temí la sudestada
aire frío espinas en el rostro
Buenos Aires .. gigantesco
...... barco a la deriva
sus estoicos árboles mecidos
.............. por ausencias
la tarde es violeta y cae
quisiera viajar en tren
observar girasoles vacas
sobre la hierba mojada
agradecer sus dádivas
..... la blanca miel
la ciudad .. gigantesco
..... barco a la deriva
¿qué perciben los ciegos
cuando tocan en Braille
..... Buenos Aires?
¿qué será la luz para los ciegos?
¿qué

............. el violeta de la tarde?


© María Chapp

10 Comments:

Blogger Elisabet Cincotta said...

Qué será, se desprende melancolía de tu poema.

Abrazos
Elisabet

2.8.09  
Anonymous Anónimo said...

María, ¿le leíste a algún ciego este hermoso texto? Me apasionaría saber qué opinan. Tu pregunta seguiría siendo la esencia del poema pero, ¿qué han sentido si se lo leíste o que sentirían los ciegos si se lo leyeras? Porque leído en voz alta, sin la ilustración de las flores en el piso, a un ciego que vio alguna vez, las imágenes de tu poema posiblemente le lleguen con la misma emoción que nos llega a los que vemos.
Un abrazo grande.

Jorge Luis Estrella

2.8.09  
Anonymous Anónimo said...

Quizás los ciegos tienen una luz interior que le expresa la realidad a través de los otros sentidos.
Hermoso tu poema, María.
Felicitaciones y un beso grande
María Rosa León

2.8.09  
Anonymous Emmanuel said...

Coincido con Jorge Estrella, ya que iba a comentar la misma idea, pero agrego una pregunta: Cómo será la luz de los ciegos, su representación, para nosotros?

7.8.09  
Anonymous eduardo Chaves said...

Muy bello tu poema, un homenaje a Buenos Aires y también a los que miran de otro modo la vida que nos toca. Quizás los ciegos y nosotros, los videntes, no seamos tan diferentes a la hora de mirar el mundo que nos rodea.
Eduardo Chaves

8.8.09  
Blogger Unknown said...

Muy buenas esas preguntas del final.
Acaso sean de la gama del violeta. Borges decía que veía siluetas amarillas.
Me gustó mucho tu poema

Pd: Estoy leyendo El ojo peregrino.

Un abrazo.

11.8.09  
Blogger Ricardo Juan Benítez said...

María hermoso poema. Con respecto a la reflexión final, recuerdo que Mario Sapag hacía una imitación muy respetuosa de Jorge Luis Borges en su programa cómico. En una de las emisiones estaban tratando el tema de la muerte, y ese "Borges" de Sapag, con el tono de voz del Maestro, expresó en voz alta: "Tal vez la muerte sea hallar la luz para un ciego..."
Jamás se aclaró si era un pensamiento robado al propio Borges o si el guionista se dejó llevar por la inspiración del personaje. De todas maneras me quedó con el color violeta de la tarde para ellos.

20.8.09  
Anonymous Anónimo said...

Gracias Elisabet, Jorge Luis, María Rosa, Emmanuel, Eduardo, Máximo, Ricardo, gracias por leerme y por los valiosísimos comentarios. Qué percibimos??? En qué punto vemos y en qué punto no, qué podemos apreciar o concientizar y qué por ahora no, cada uno con su bagaje a cuestas, sus anteojeras, su coraje...adoro el color violeta.... A uds queridos compañeros les envío un abrazote de osa agradecida!!!! María

27.8.09  
Anonymous Anónimo said...

Querida María,
un poema que nos propone el tacto refinado del invidente, con ojos en el tacto, que ven acaso, lo que a nosotros se nos escapa.
Imagino a un ciego tactando la luz violeta que emana de este cautivante texto. Te felicito y gracias por acompañarme en la presentación de mi libro y por tu lectura y comentario a mi poema.
un abrazo entrañable

Elisa Dejistani

1.9.09  
Anonymous Anónimo said...

Querida María:un poema de diferentes lecturas, no sólo la idea de los ciegos, sino de compararnos a todos con ciegos, que vivimos sin conocer la luz, vagando sin rumbo en este "gigantesco barco a la deriva" que es Buenos Aires. Por otro lado brillan el violeta y los girasoles desde el traqueteo de los trenes. Lo fugitivo de la vida, sabiendo que está por llegar la "sudestada". Y el amor a la vida "agradecer sus dádivas". Desde el violeta del alma que los ciegos sí perciben. Un poema profundamente vivo, como si quisiera por su sola presencia grabar los colores en las retinas muertas.Un gran beso de Irene Marks

3.9.09  

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