4.10.09

Poema de Alejandro Mauriño


RESPONSO

Estarán ya los hábiles gusanos
comiéndote los ojos, boca y nariz.
En un mar de podredumbre, tus manos,
tu cabellera, tu inmácula matriz.

Arriba, como siempre, el verde cielo,
abajo, en sucia caja, el gran festín.
Y en ambas oquedades, los anhelos
que acompañan los rituales del morir.

Los reptantes son hombres que te aman
sin cesar, que no duermen ni desmayan,
y tus carnes digieren hasta el fin.

En el lecho final ya no estás sola:
los vermes que te cubren, como olas,
como enjambre de la gula, son cien mil.


© Alejandro Mauriño

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

La muerte cobra belleza y magnitud en tu poema, Alejandro.
Felicitaciones y un gran abrazo
María Rosa León

5.10.09  
Blogger Unknown said...

Alejandro
este poema tiene la sorpresa aterradora de su propio tema. Solamente un gran talento puede alcanzar belleza en tanta oscuridad. Algo de Poe ronda en tus palabras. Genial.
Eduardo Chaves

10.10.09  

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