Poema de Osvaldo Rossi
La casa
Aquella era la casa de mis sueños.
La que al pasar de lejos admiraba.
La de las columnas y los jardines.
La de los canteros de colores imborrables.
La del ancho paseo que albergaba al sol.
La extraña.
La ajena.
Un día me acerqué y abrí la puerta.
Las persianas habían claudicado
y unos hilos de luz yacían en penumbras.
La oscuridad auguraba
un tumulto de penurias
y unas viejas cortinas lloraban su derrota.
Un poco más allá
el olor del infortunio
el color de la miseria.
Volví sobre mis pasos
afuera estaba la vida.
Y estaban las columnas
los jardines, mi hogar y su refugio.
Abrir una puerta
es arriesgarse al abismo.
© Osvaldo Rossi
Foto: Gustavo Tisocco
2 Comments:
Tal como lo que decís: y hacernos monumento tras la fragil ventana.
Y una que anda peregrina de mudanza en mudanza.
Sensiblemente, Fanny
Tan logrado ese tono nostalgioso, es encuentro con la casa¿ no somos un poco nosotros mismos?
Cordialmente,
Silvia Loustau
Publicar un comentario
<< Home