10.1.10

Poema de María Teresa Andruetto




En casa

Su abuela iba en tren y soñó la llanura, el manto
verde y el humo de las fábricas (molinos de viento, tanques australianos, de vez en cuando una
esperanza). Su padre también era amargo, pasó
la guerra, salió del sótano después del bombardeo
con el pelo de repente blanco. En medio está ella
escuchando la historia, el fustín de la noche,
los gritos y una mujer cantándole a un niño.
Vestido de negro va el tren y bajo los pies crujen
huesos, graznan gañotes de muertos. Juran todos
con bulbos de orquídea en las manos, raíces
tuberosas de los muchachos. No es ajena la guerra:
su amado se queda en las tardes mirando
el horizonte, amargo. Recuerda los años de encierro, el muchacho que allá adentro lo salvó de la muerte sosteniendo su mano. Gente que migra y campos de batalla. Testigo de todo, criadilla, escroto, ella se ha quedado en casa, mirando pasar el río de la patria, la tierra del terror a sus espaldas.
Las verdades no son sino antiguas metáforas.


© María Teresa Andruetto

7 Comments:

Blogger Juan Carrizo said...

Solo los que experimentaron esas circunstancias tan lamentables pueden saborear el trago amargo de este poema,la significancia de mismo huele a dolor desesperanzas y rencor

10.1.10  
Blogger Leonor Mauvecin said...

Despojado como la vida , el poema , metáfora antigua que desvela .Bello. Leonor

12.1.10  
Blogger macedonianos en Casa Scherpa said...

muy bueno, gracias. R. Palacios

14.1.10  
Anonymous Anónimo said...

Amargo y excelente poema cargado de verdades, o sea, de antiguas metáforas. Bellas metáforas que conmueven las de tu texto. Gracias.

Jorge Luis Estrella

17.1.10  
Blogger Tita Fernandez said...

Hermoso y terrible poema, sí, sus metáforas se meten al alma.
Muchas gracias!
Con afecto a Ma. Teresa y Gustavo.¡Genios!

26.1.10  
Blogger Marta Raquel Zabaleta said...

Querida Poeta:
transeuúte como la historia misma, nos hace vivir
a un tiempo
dislocado
lo que queremos olvidar y pensar
que nunca a historia
aunque lo niega,se repite nunca
cada día en tus manos
dejo esta hora.

Marta Zabaleta

29.1.10  
Anonymous Anónimo said...

Gracias por brindar metafos tan contuendes , es un desahogo para el alma.
Una abrazo
Marite

31.1.10  

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