Poema de Alexandra Botto
Es como mi libro, que casi te infecta
La niña arrancó la áspera piedra que rodeaba la tarde
escarbando con los dedos azules de la noche.
Llora porque las esquirlas del amor
le mataron al macho justo cuando dormía en la bóveda
abrazado a su promesa.
Nos ha visto y se pregunta si es que acaso regresó
La Era de los Móviles Prodigios.
Sólo uno puede decir:
Así encontré todo,
con la sangre de su letra revolcada en el papel,
con sus restos incinerados de sol junto al umbral.
El yacía en disección correcta
a juzgar por sus minúsculas garras
trabadas en su ego.
Ella,
resistente a su idólatra espejo,
lleva una cicatriz en la espalda
y como las chicas bonitas también repite:
¡Bienvenida!
¡Bienvenida!
Nosotros,
los que no somos ángeles, miramos.
© Alexandra Botto
5 Comments:
sencillamente conmovedor, con la crueldad hilada bien finito, para esparcir imágenes en un poema muy bueno
Saludos
Anahí Duzevich Bezoz
Buenísimo Alexandra, sabés que me gusta muchísimo tu manera de decir. Un abracito
Lily
me gustó mucho, es de un color diferente al resto de los poemas, creo que así se distinguen los versos que quedan en nosotros, por el color. Saludos
Silvia Camuña
Alexandra: Fue un placer conocerte, y es un placer escucharte, y además, leerte.
Bellísimo poema!
Un abrazo,
Alicia Márquez
...te escucho decir "bienvenida, bienvenida" y como no soy un ángel te miro.
salud Alexandra.
a.-
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