Poema de Fernando Giucich
LA CALANDRIA
Se acabaron nuestros largos paseos
por la vieja calle de adoquines rojos.
Los titiriteros con sus fantoches de feria
aguardan para contarme
sus fantásticas historias.
Van cambiando los colores del cerro
y los jinetes han huído
por senderos sin retorno.
Aquí termina una historia
y empieza otra.
La calandria está dormida.
Tú también.
© Fernando Giucich
7 Comments:
Fernando:
Me gustó ir siguiendo el pulso del poema, dando forma a las imágenes, imaginar el sueño de ella y la calandria.
Un abrazo
Lily Chavez
El cuadro que pintás ("adoquines rojos","titiriteros""fantoches de feria""colores del cerro") nos trae la vida plena de sensacionespor la cercanía a la naturaleza de un pueblo de montaña. A la vez nos trae la nostalgia, la ausencia, "los jinetes" que se han marchado, y "la calandria" que se ha quedado dormido. Dolor, ausencia, ternura y mucha memoria desde el corazón en este poema -pintura - elegía.Saludos de Irene Marks
Gracias por este poema suavemente nostágico, que pinta paisajes de la tierra y del alma. Un beso. Adriana Maggio
Hermosa construcción, querido Fernando. Qué alegría verte también por aquí.
Un abrazo.
Hermosa conjunción de imágenes sensoriales.
¡Bravo Fernando!
Aplausos y un gran abrazo
Y así fue como el circo de lona, un día gris de junio, nunca más volvió con sus risueñas adivinas, guitarras, zapateo y canto.
Extraña regresión a los años 50 viví al leer su poema.
Gracias por tan maravillosa visión.
Sonia
La calandria due el detonante, el sentimiento lo refleja.
Viva la calandria!
un cariño
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