12.3.10

Poema de Leonor Mauvecin


Mi madre era la niña que tejió una trama luminosa
para envolver la vida.
La hechicera que contaba historias de duendes y fantasmas
y desparramó su baraja milagrera sobre la mesa
para leer allí la cifra exacta de los días felices
La que perfumó la casa con las especias
que vinieron en la bodega de los barcos
y jugó a ser la reina en el carnaval de la vida
con su collar de perlas traslúcidas
donde se miraba el crepúsculo en las estrellas del día
que reflejaban sus ojos del color del tiempo.

Puedo tocar la urdimbre con que edificó
los espacios secretos de la casa.
La olla humeante para rendirle culto a la mesa cotidiana
Las milhojas del amor, escrito en las mil y una noches de la vida
Y el brillo rojo en la alquimia del vino compartido.
Puedo escuchar todavía el leve murmullo de su canción de cuna.
Y los pájaros que aleteaban en su risa
Y en los anales del recuerdo el resplandor de su mano generosa

Y ahora al final del camino, cuando todavía luce el rocío
en el jardín del nomeolvides
su presencia es un capullo que deja caer los pétalos como si fueran alas
para retomar el vuelo allá en la memoria
donde se guarda la nostalgia
y perfumará el aire de la casa, porque nunca ha muerto .

© Leonor Mauvecin

18 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Leonor, porque me pasa a mí es que lo digo. Cuanto significa en nuestro sentir una madre, en su enfermedad y después con su muerte. Bellísimo poema, un abrazo.

Lily Chavez

12.3.10  
Blogger Unknown said...

Leonor
emotivo homenaje a una madre inolvidable, tus palabras están tan llenas de ternura, amor y orgullo que dejan en el corazón un rastro enorme de emoción.
Me encantó. Eduardo Chaves

12.3.10  
Anonymous Anónimo said...

UN ABRAZO LEONOR...ME IDENTICO PLENAMENTE CON EL HOMENAJE A LA MADRE

12.3.10  
Blogger Cristina Ramb said...

Una enorme madre, un espacio de ternura y orgullo se filtra entre sus versos. Hermoso Leonor. Gracias. Cris Ramb

12.3.10  
Anonymous Anónimo said...

recuerdos que permiten un bello homenaje
desde graciela abrazo

12.3.10  
Blogger Fanny said...

Pude conocer a la Madre de la Condesa Mauvecin, y conocer a la Condesa, no tengo dudas que la reencarnación de los padres está en sus hijos.

Cuánta ternura Leonor que emce al Poema.


Sensiblemente, Fanny

12.3.10  
Blogger Susana Lizzi said...

Inspirado poema. Profundamente filial y bellamente poético. Saludos. Sú

12.3.10  
Blogger galáctica said...

Leonor: un poema mágico, emotivo, donde los climas de la infancia están captados con frescura, lo mismo que se refleja con fidelidad el dolor de la pérdida(también creo que el nomeolvides es la presencia de los que se fueron). El vuelo refleja la personalidad de un ser especial,una dadora de momentos inolvidables. Tu poema es un merecido homenaje y un hechizo en el que, por un momento, la figura de tu madre reaparece.Hermosísimo Irene Marks

13.3.10  
Anonymous Anónimo said...

Todas las madres, casi todas, pintadas con trazos de variados matices que logran representar el sentir de cualquier mortal, no solo poeta, sino de cualquier ser que sienta y haya a sentido a su madre de esa manera y no encuentre las palabras para decirlo. Y eso es mucho logro, te lo aseguro.
Susana Giraudo

13.3.10  
Anonymous Anónimo said...

Leonor, felicitaciones por el vuelo y la plasticidad con que dibujas las diversas facetas de tu madre. Hermoso y conmovedor homenaje!

Elisa Dejistani

13.3.10  
Blogger Silvia Loustau said...

Un poema en cual la emotividad realza lo poético, tarea no fácil.
Con afecto,

Silvia Loustau

13.3.10  
Anonymous Anónimo said...

Emoción, ternura y poesía que elevan al ser humano. Estupendo homenaje. Gracias.

Jorge Luis Estrella

15.3.10  
Anonymous Anónimo said...

Gran poemahomenaje para una gran madre, lleno de frescura, aunténticidad emocional bellamente traducida en el poema..un besote, María Chapp

15.3.10  
Blogger Elisabet Cincotta said...

Porque nunca ha muerto, está en nosotros

abrazos
Elisabet

15.3.10  
Anonymous Anónimo said...

Siempre el recurrente tema de tu familia, de tus recuerdos en las casas de otro tiempo, estimada Leonor, nos convocan necesariamente a recordar nuestras propias vivencias con los seres más queridos. Esos recuerdos, precisamente, son los que escriben estos poemas en lo más sensible de nuestro corazón; y por su eficaz espiritualidad,nos enriquecen e iluminan. Abrazo afectuoso. ALFREDO LEMON.

16.3.10  
Anonymous Anónimo said...

Un bello y emotivo homenaje a una mujer que sin duda, lo merece.Afortunada la hija de esta mujer, pues hace florecer ese amor en la palabra que no muere.
Con cariño, Juany Rojas

17.3.10  
Blogger Laura García del Castaño said...

Lo había leído, lo vuelvo a leer, no se puede separar la vista de este poema. Es doloroso pero te acaricia y no te permite otra cosa que llanto. Muy emotivo Leonor. un abrazo grande de su orquidea...

18.3.10  
Anonymous Anónimo said...

ay! leonor, debe haber sido hermoso ser tu madre y tener una hija como vos que sigue y sigue haciéndola caminar por la casa, por la cocina, por el alma!
delicioso tu poema, me conmueves hasta el tuétano.
un beso enorme, gracias
francisco

19.3.10  

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