10.11.10

Prosa de David Rosales


Una palabra

Una palabra que baste, que le nombre, que sea principio y fin. Una palabra fugaz, apenas un susurro, un destello. Una exhalación que atraviese el ojo de la aguja, que encuentre los guijarros de nuestros besos, los tres puntos tatuados en su brazo.
Al menos una palabra: enebro, sauce, alcanfor.

Solo una palabra que desprenda en su caída fragmentos de hojarasca, que se evapore como piedra, que permanezca atrapada en el ámbar, que se borré a si misma, que nunca cierre sus ojos, que abra sus palmas y beba éste vino amargo y ahora hable leguas y ascienda a su costado. Se acuné como estrella más allá de las manos que dan vuelta a las esferas. Se multiplique hasta ser nosotros y atraviesen ésta herida y sea bálsamo, incienso, mirra.

Una palabra que se busque, se deslice, se trence, se dilate, roce las entrañas, anude sus brazos, se desate, se inunde. Sea polvo fugaz, escaño, caracola; brizna, grano de arena, ceniza; semilla y tiempo, peso y medida, día y noche. Una palabra: ruiseñor, bisturí, garganta, olvido.

Una palabra, amor, sólo una.

© David Rosales

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Esa palabra. ¡Qué palabra!
Abrazo
Alicia Perrig

11.11.10  
Blogger Nerina Thomas said...

Con una alcanza.
Y hay tantas para identificarlas!!
Destacable poema!!
un abrazo

12.11.10  
Blogger Unknown said...

David
fantástico texto donde las palabras se entrelazan con maestría hasta llegar a la final y contundente que resume todo el sentido de la página. Muy bello y profundo. Felicitaciones.
Eduardo Chaves

14.11.10  
Blogger diana poblet said...

Una palabra temida, añorada, deseada; una palabra diminutamente enorme, palabra marcapaso y guadaña.
Me gustó tu poema porque urge el cuestionamiento de encontrarla aunque para todos sea distinta la búsqueda y lo encontrado. Es buena tu poesía.
Con mi abrazo,
d.

14.11.10  

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