Prosa de Sonia Quevedo

SICALIPSIS

Carga la noche a su penumbra en busca de senderos, y dilatados poros, disfrutan la febril caricia al traspasar dermis y epidermis sutilmente.
Pasado sin sentirse el tiempo, posanse lento los brillantes ojos hasta invadir el espacio visceral, que contraído, deja escapar entre susurros los suspiros cálidos para que, al irrumpir despacio, sientan el estrecharse firme las entrañas.
Llega la calma y entre abrazos, Take Five registra y pulsa; entretanto, el baterista invitado entrega sostenidos solos.
Noche de sensual caricia, terso abrazo, jazz, febriles ojos que, penetrando fijos dermis y epidermis danzan solos.


© Sonia Quevedo