Prosa de María Teresa Andruetto
Higos en almíbar
Es en vano comprarlos. Debe uno treparse a una higuera en mitad de la siesta, cuando todos duermen. Y allí dejarse flechar por el follaje inhóspito sin rendirse. Debe uno ir mordiendo esas ocas bajo la planta hasta que los labios ardan. Echar los frutos que no sea capaz de devorar, en una canasta, y después, con la piel lastimada, arrastrarse a la cocina o a cualquier otro oasis de la casa. Dejarlos en remojo es asegurarse de que la maldición no caerá sobre nosotros. Una vez limpios, volcarlos al almíbar que se habrá preparado con agua y azúcar por partes iguales para que sea capaz de sacarles toda aspereza, toda acidez. Si lo hemos hecho bien, los higos quedarán enteros, indemnes a pesar de todo y lejos estará la leche amarga de su escozor de azúcar.
© María Teresa Andruetto
© María Teresa Andruetto
24 Comments:
¡¡Sí!!!
Maravillosa y nostálgica descripción. Siento a los higos en la boca.
Un abrazo,
Alicia Márquez
Querida Teresa: un bella realidad, tan bien descripta en un poético instructivo. Miel para los labios y el alma.
Un placer leerte!
Mirna Celis.
Que hermoso María Teresa, "hasta que los labios ardan".. cuántos recuerdos, siempre tuve higuera en casa... es tal cual lo decís... muy bello
Teresa:
Mi evocación más feliz es estar trepada a los frágiles brazos de la higuera, hamacándome entre sus hojas para alcanzar el verde tesoro que, con su leche, me provocaba las más grandiosas boqueras de la felicidad. Cuando se me estanca la tristeza en los ojos busco ese recuerdo para que me regrese a mi corazón de higo.
Gracias por esta breva.
Besosssss
Me acerca al placer de la higuera y del higo tu poema , y qué decir de su dulzura!!
Un abrazo
junto a la elaboración del dulce,la construcción del poema, que abrió todos los sentidos.¡literatura pura!
saludos
Anahí Duzevich Bezoz
pues me gustó mucho este escrito, que me parece tiene varias descifraciones. Besos y gracias
pues me gustó mucho este escrito, que me parece tiene varias descifraciones. Besos y gracias
Muy bueno!
Excelente!! Pleno de dulzura y nostalgia.
Un abrazo.
Dragontesa Leuzzi.
Que poemahiguera
todo lo que representan esos higos
te felicito
aplaudo
desde graciela abrazo
Una receta de alto voltaje poético.
Felicitaciones........se me hizo agua la boca.
Un abrazo. Liliana Lapadula
Es tan bella esta descripción, tan logrado el poema, que casi se siente el sabor de los higos y el almíbar cuando te regocija.Va un abrazo
Betty
María Teresa:
Hacia rato no encontraba una prosa tan rica en imágenes, sensaciones y color.
Excelente forma de mostrar parte de ese archivo mental que es solo nuestro.
es evidente que lo hiciste así... subiste a la higuera...
que hermosa descipción, tantas veces trepamos en busca de esas flores! y si... despues el dulce, la recompensa
hermosa receta, gracias!
francisco
Tere querida, estos son los poemas tuyos que me gustan. Los que cruzan ante mis ojos una hamaca, los que llevan nombre de tisanas, los que hablan de cartas perdidas, de conversaciones con la madre, allí donde tu sensibilidad aflora y se instala en el lector. Feliz de leerte.
Lily Chavez
Tu poema...una dulzura.
Muy original María
Cariños
Alicia Borgogno
Un placer leerte María Teresa,Un oasis para los ojos Un abrazo
¡Qué belleza, Dios mío!
Abrazo
Alicia Perrig
Me encanta. El juego de instrucciones, y diste con un final hermoso. Saludos.
No me gustan los higos, pero ¡por cierto que me encantó este poema!
Y me recordó esas cautivantes escenas de Boquitas pintadas, donde también hay una higuera involucrada.
Excelente.
AP
Ma Teresa:
perfecta descripción de un acto que es todo un ritual para los que gustamos de este fruto.Dulces los higos y dulces los recuerdos que despertaste con las imagenes. Muy bello.Abrazos
Rosa Lía
La vitalidad de este poema, sus sabias instrucciones, su uso de la palabra en sílabas nutritivas de nuestro paladar,obran como un encantamiento que nos remite a un lugar, a una cocina donde la fruta emite su fragancia. Muy logrado Irene Marks
Sensaciones y emociones puestas en un instructivo poético que enciende la memoria en la niñez,justo a la hora de las cálidas siestas. Gracias María Teresa!!
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