27.4.11

Poema de Sebastián Barrasa


ESPERANTES

a través de la ventana se ve la lluvia en la avenida
las ruedas de los autos resbalando en el brillo del asfalto
la vereda de enfrente salpicada
las gotas que golpean sobre un toldo

bajo el toldo se ve un hombre
se ve un reloj que es mirado cada cinco minutos por el hombre
y un cuello de piloto azul marino que se ajusta porque tiene frío

a través de la ventana, los ojos que miran, pueden ver la angustia de ese hombre
pueden ver su espera
pueden ver la esperanza que se nubla en el reloj

a través de la ventana de los ojos que miran
se ve el reflejo de una cara
y en la cara pueden verse los ojos
y en los ojos puede verse la lluvia
y en la lluvia de la vereda de enfrente
los ojos secos ven al hombre
al hombre que ahora mira la ventana
y que mira al que mira a través de la ventana
sus ojos lo miran a los ojos
y le dicen que él está ahí
y que seguirá ahí
y que el reloj debe estar equivocado
que la lluvia no moja
que la princesa llegará en cualquier momento


el hombre que mira no entiende cómo es que el otro no entiende

entonces
el reloj de la ventana se detiene
las ruedas de los autos no giran
las gotas se paralizan en un chapoteo sin ruido

el vidrio se empaña en el aliento
y en el reflejo se ven las dos pantallas blancas
y se proyectan todos los momentos de su vida
sus lluvias
sus toldos
sus ellas
sus esperas

en los ojos del reflejo
..................... ahora llueve

la mano del hombre que mira quita el velo
pero el hombre que esperaba bajo el toldo ya se ha ido
en su lugar quedan un centenar de dudas
¿ella habrá llegado?
¿él se habrá cansado de esperarla?
¿esperaba realmente a alguien ese hombre?
¿tuvieron razón las razones del tiempo?

misteriosamente
debajo del toldo se ha formado un charco
y el hombre que aún mira a través de la ventana
no sabe si es salado

© Sebastián Barrasa

6 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Me han quedado bailoteando en la mente las mismas dudas... ¿esperaba a una "ella" ese hombre? Y su era así, ¿llegó al fin? Y si no llegó, qué sintió ese hombre en su corazón ¿desolación, decepción? ¿O la borró de un plumazo? Y ¿si sólo era una cita de negocios, con un él?
Cuántas veces esperamos así en la vida, no ya en una esquina de un día lluvioso, sino cada día, cada noche, cada mañana... y nos quedamos esperando... in eternum esperando...
Es muy bueno el cuadro y la incógnita que has pintado, muy bueno y muy real.
Un abrazo
Celina

27.4.11  
Anonymous Anónimo said...

David Antonio Sorbille dijo...
Un misterio transformado en un muy buen poema. Felicitaciones.

27.4.11  
Anonymous Anónimo said...

La espera y la esperanza y ese charco debajo del toldo que, seguramente es salado porque se formó con lágrimas y gotas de lluvias.
¡Qué buen poema, Zaiper!
Aplausos, bises y un gran abrazo
María Rosa León

28.4.11  
Anonymous Anónimo said...

un poema con la circularidad del misterio y de la realidad al mismo tiempo
bravo!!
saludosAnahí duzevich Bezoz

29.4.11  
Anonymous Anónimo said...

Muy bello, Sebastián. Y eso pasa: no sabemos si los charcos a veces son salados.

3.5.11  
Blogger ignacio said...

El psicoanalista en su sillón, o fisgoneando detras de la ventana, va desarmando el desamparo del hombre en la vereda.Falta saber si el tiempo lo cura, o llevará la espera siempre consigo.
Excelente y misterioso poema, Sebastián
Un abrazo
Ignacio

15.7.11  

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