Poema de Rosa María Sobrón

Cantata

........a mi hijo Adrián Raúl Trucco Sobrón

Vuelan los ojos .
La mirada hacia un trasmundo

ágil de jinetes o de ángeles.
Reproduzco en el aire, sin rozarlo
la imagen de un ser

Inabordable.

La piedra gris
suelta baladas de azucena.
Se torna lirio el agua.
He inventado una canción de estrellas
que giran en mi mente


Resplandor niñosol cada mañana.

Apresuro el color de mis palabras.
Sólo delirio y canto.
En cada nota el rezo contenido..
En cada melodía
un ala dibujada .
Ya casi danzo.


Soy golondrina al Sur.
Busco tu vuelo.

¿Se puede hacer una cantata
para descifrar la muerte?
¿Inventar los sones con caricias. Dibujar las notas con silencios?

Viajaré por los mares, selvas, montes,
buscando la palabra que te aclame.
Siento el perfume de una voz en alto.
En tu heredad encuentro
una gota pájaro.

Hay aves en tu aire.
Calesita de insólitos prodigios.
Giro, giro, el pelo al aire,
las manos convocando al infinito.

Desde un trasmundo de colores
vibra tu cuerpo
en resurrectas arias..
Hay violines angélicos.
¿Es que acaso la muerte
permite este milagro?

Dialogo con el canto
entre blancas, corcheas, semifusas
Un temblor de niñez se asoma quedo.
¿He encontrado en la música un consuelo?

Imagino tus manos como un velo
traslúcido de espumas.
Los ojos verdemiel entrecerrados.
Tus oídos escuchan la balada,
sonata, vals o tango...


Un oráculo ciego me persigue
entonando de a poco
una música de luz.
Laúdes y violines inventan pentagramas increados.

Es la sola manera de vengar el dolor,
la posible aventura
de crear un trasmundo con helechos y plumas.


Sólo luz, sólo luz.

No podré reinventar el prodigio celeste.

He de morir cantando
hasta llegar un día
al portal infinito.


Enséñame, Señor, la desmesura
de vivir en la llama
y en el llanto.

© Rosa María Sobrón