17.11.06

Prosa de Juan José Mestre



DE PIAGET, OLIMPO Y UNIDAD



El día en que me volví abstracto fue el más feliz de mi vida. Nadie que me viera, que sospechara siquiera de mi presencia, que osara imaginarme, que me juzgara por mis ideas o por mis obras, mis vestiduras o el color de mis ojos. Nadie, tampoco, que emitiera dictamen acerca de mi lucidez mental o mi locura, mi alegría o mi tristeza. Es que no era circular, cuadrado, oblongo o informe. Me había convertido en un profundo ensimismamiento que, a la larga, implicaba la más absoluta libertad a la que un alguien puede desear. Recuerdo que me decidí por la quietud. Así estoy, desde el momento en que mi memoria dejó de registrar el tiempo. Esto tampoco es poca cosa: ahora, sólo me preocupan los colores de los dos crepúsculos, lo inmenso de la nube portadora de agua fresca y este cielo del que soy parte.



© Juan José Mestre

5 Comments:

Blogger Gustavo Tisocco said...

Irse, escaparse del mismo cuerpo y ser solamente viento...

Bello poema Juan.

Un abrazo Gus.

17.11.06  
Blogger juan jose mestre said...

GRACIAS Gus! El blog es una belleza.

Otro abrazo.
Juanjo

17.11.06  
Anonymous Anónimo said...

Siempre dije que tus textos son una maravilla, un deleite total para el espíritu y para el aprendizaje.

Saludos Juanjo! y felicitaciones!

17.11.06  
Blogger Lidia Gaytán said...

y vaya que sí, hay dias en que uno quisiera desaparecer sólo un instante, sólo uno...

Un gusto leerlo, Sr Mestre.

19.11.06  
Anonymous Anónimo said...

jUANJO: me gustó mucho tu poema, como todos los que he leido siempre.
Un beso, Mirta Liliana

24.11.06  

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