Poema de Verónica Petek
Acá donde el imperialismo habita calles,
puentes, cocinas, jardines, niños y hombres;
Cae la noche, acallando el murmullo afónico y el paso cansado del obrero.
Entonces, un sueño me lleva a la casa materna;
floto entre las piezas de techos altos, respiro la humedad,
me reconozco ,añorando las manchas y las escondidas,
desplazada por el tiempo, sometida al nuevo orden.
Antes de escupir una realidad utópica despierto de la pesadilla,
envuelta en la sudorosa mentira, en el lugar equivocado,
con el vacío mirándome desde la oscuridad.
me queda la certeza de no haber soñado,
allá juran haberme visto frente a la casa .
Vuelvo la cabeza al hueco,
me abrazo al amor palpable,
ese que noche a noche contiene mi mundo en sus brazos;
Ya no sabría vivir sin él, (porque sin él ) no hay ningún sitio.
Lo veo en su mundo simple, llenos de horas completas,
sin quejas, sin pretensiones ni dolor, sin necesidad de olvido.
entonces madruga la duda, esa de la compatibilidad (inexistente entre ambos)
Al primer reflejo del día, el sueño deja de tocar la carne viva.
Desde este norte mis ojos miran llorosos al sur.
© veronica petek
2 Comments:
Bello poema lleno de nostalgia Vero...
Un abrazo Gus.
Qué maravilla tu poema, Verónica.
Esa mirada compasiva al sur desde el norte.
Un cariño muy grande
María Rosa León
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