Poema de Alberto Peyrano
REY DAVID
Se yergue ante mí la mole erecta
de David, pastor poeta.
Su mano sepárase lentamente
de su cuerpo desnudo
y siento que mi ser bifronte
se rinde a la ferocidad
de su pasión y fuerza.
Nada soy, sólo es la piedra
que parió la montaña,
aplastante y vital
frente a mí,
mineral en su gen
pero sonora en gracia,
prometedora de goces,
crecida en forma gigantesca y fuerte.
Sólo es la piedra
que centra mi atención, mi pensamiento,
y polariza mis ansias
de volverme estatua.
Quiero indagar en sus hinchadas venas,
sentirme semen de su miembro quieto,
asomarme a su mirada de distancia
y volver a generar mi pequeñez y asombro.
Lo miro y lo contemplo,
lo amo y me fusiono
con su colosal presencia que me anula
las ganas de seguir pensando,
del darme explicaciones a mí mismo
de por qué este portento gigantesco y bello
me conmueve hasta la fibra más pequeña.
David, pastor y músico,
acorazado eslabón
donde tu ser y yo somos lo mismo,
David, pastor eterno
aunque a la vez rey de todo un pueblo,
despliego a tus pies y de rodillas
la hermosa contemplación agradecida
ante tanta belleza regalada
de tu esencia virtual, que a todos deja
un enmudecido asombro de grandeza.
© Alberto Peyrano
de David, pastor poeta.
Su mano sepárase lentamente
de su cuerpo desnudo
y siento que mi ser bifronte
se rinde a la ferocidad
de su pasión y fuerza.
Nada soy, sólo es la piedra
que parió la montaña,
aplastante y vital
frente a mí,
mineral en su gen
pero sonora en gracia,
prometedora de goces,
crecida en forma gigantesca y fuerte.
Sólo es la piedra
que centra mi atención, mi pensamiento,
y polariza mis ansias
de volverme estatua.
Quiero indagar en sus hinchadas venas,
sentirme semen de su miembro quieto,
asomarme a su mirada de distancia
y volver a generar mi pequeñez y asombro.
Lo miro y lo contemplo,
lo amo y me fusiono
con su colosal presencia que me anula
las ganas de seguir pensando,
del darme explicaciones a mí mismo
de por qué este portento gigantesco y bello
me conmueve hasta la fibra más pequeña.
David, pastor y músico,
acorazado eslabón
donde tu ser y yo somos lo mismo,
David, pastor eterno
aunque a la vez rey de todo un pueblo,
despliego a tus pies y de rodillas
la hermosa contemplación agradecida
ante tanta belleza regalada
de tu esencia virtual, que a todos deja
un enmudecido asombro de grandeza.
© Alberto Peyrano
10 Comments:
Nada se es ante la grandeza...
Bello poema.
Un abrazo Gus.
La pequeñez ante tal obra sentida en tu poema.
Abrazos
Elisabet
Muy bello homenaje al Rey poeta, Alberto.
Un cariño grande
María Rosa León
Reinado y poesía se ensamblan en David, también
su grandiosidad no disminuyó su humanismo. Un poema inspirador.
MARITA RAGOZZA
Excelente poema, elevándose sólido y etéreo, "solemne y mesurado", como denominó a un movimiento de una de sus sinfonías Mahler,como solo saben elevarse los grandes obras.
Un abrazo,
Daniel Tevini
Al leerte se me caen todos mis muros de Jericó y los otros.
Sensiblemente, Fanny
Un poema imponente, tu poesia a la altura de tal coloso David.
un beso myrtha
Imponente y hermoso poema, querido Alberto.
Besos
Migdalia
Alberto querido
Hermoso poema al la altura de un Gigante como Tú.
Besos Ana María
Mi agradecimiento para todos los mensajes de los amigos y a Gustavo, como siempre, por haberme dado la oportunidad de publicar mensualmente aquí.
Un gran cariño y besos
Alberto
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