15.4.08

Poema de Cristina Pizarro


Júbilo

Por qué cubría mi rostro con un velo
y el pecho
con las ramas.
Por qué permanecía en una galería de
fantasmas
y sin lunas.

Ahora
retorno a la revelación de la amatista
y mientras atravieso cada encrucijada
para descubrir el artificio,
vuelvo a encender la lumbre
y en las ramas de oro
de la ceremonia
acierto con el nombre
iluminado por extraños signos,
y elevo el ánfora con mi ofrenda recóndita.

© Cristina Pizarro

6 Comments:

Blogger Gustavo Tisocco said...

Se percibe la aureola mágica en este poema.
Un abrazo Gus.

15.4.08  
Blogger María Rosa León said...

Cristina: Toda tu poesía tiene la virtud de conmover por su mágica forma. Ésta es una muestra de ello. ¿Qué más puedo decirte? que yo también "elevo mi ánfora con mi recóndita ofrenda".
Un beso grande
María rosa León

15.4.08  
Anonymous Anónimo said...

Cristina ,me conmovio tu poema y ese final .Te felicito,Rosa Lía

16.4.08  
Anonymous Anónimo said...

Cris, una vez más, leerte es abandonarse a las sensaciones que sugieren los versos.
Hermosísimas imágenes en un decir poético impecable.
Cariños,
Graciela Bucci

16.4.08  
Anonymous Anónimo said...

Magico, misterioso y sofisticado. Como la imagen. Como la autora. Bello. Gracias
Alicia Perrig

20.4.08  
Blogger macedonianos en Casa Scherpa said...

maravilloso poema, Cristina, siempre es un placer leerte, la pluralidad de tu texto abre caminos, pienso en la pureza mítica de la amatista, en el duodécimo cimiento, en la elección, me alegra haberme conectado con tu poesía hoy, tu poesía me eleva, un abrazo,
Roxana

29.4.08  

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