Poema de Edna Pozzi
En la mañana, apenas despiertos,
fuimos basta la plaza donde el muerto
se balanceaba al sol.
Dos agujeros ciegos y profundos
en la frente
y mujeres furiosas de picas y palos
golpeando la muerte
que no cesaba de morir.
Gritar fuerte; niños,
y esconder los pañuelos.
Y golpeabas furiosamente clara
el remolino de odio y de silencio
con tus piernas de cabra
fuerte de azahares y de piedad
en la mañana del pueblo vil y oscuro
como un cántaro sucio
Por la tarde, ya el muerto olía a sombras,
madre.
Y lo llevamos sobre sábanas blancas
hacia un lugar bajo los altos árboles.
© Edna Pozzi
5 Comments:
Edna simplemente maravilloso, para pensar, para estar alertas, para no olvidar.
Un abrazo Gus.
Muy sentido poema.
Boris Gold
Muy bello y conmovedor tu poema, Edna. Como todo lo que llevo leído de tu obra.
Un cariño muy grande
María Rosa León
Edna: "La muerte que no cesaba de morir". Te das cuenta de lo que dice esta metáfora? Unica.
Víctor Hugo Tissera
Gracias Edna, poeta inmensa, un abrazo alba estrella gutiérrez
Publicar un comentario
<< Home