Poema de Lidia Cristina Carrizo

MURALLA

Esa muralla de ayer, huésped , que tu silencio desnudaba,
desprendía sonrisas de mi cara, encadenando preguntas y figuras
redimiendo en su naufragio. Esa sustancia gris, que limita mi tacto,
construyendo y soñando la siembra sementera sumergida,
en cada grano de arena que pisaba, en cada ola de tu forma,
con cada sueño en tus andamios, como el látigo del sol que
me quemaba, grabando a fuego tus labios en mis ansias.
Miré caer el tiempo, soñé lo más puro, donde el cristal de
mis ojos, recreó el movimiento de criaturas del aire;
espejos del jardín de mi asombro, que construyeron
la tarde entre lágrimas rotas.lluvia derramando nostalgia,
temblor, aire exacto de infancia, manos buscando
orillas de danzas, encendiendo silencio en mi voz.
basando en tus labios la palabra, recreando amor, esperanza.
Para la región más pura, para las manos más amplias.
Para que ciñas mi cuerpo en tu mirada, para el baile del sexo,
que desnuda mi piel, como si fuese tu amada y dormirnos
en la torre de fantasmas en sus juegos con ojos y sábanas.
Testimonios que unen sombras y profecías, llanuras
de cuerpos que muerden besos ganando geometrías,
cayendo como lágrimas al paraíso laberíntico.
La sangre en los andamios, como ojos de tigre en la
selva lucía en brillo, edificando las sombras en agonía,
naufragando inocentes miradas, le ganó el rito al maleficio,
construyendo en su movimiento la música del mar,
danzando con cada eco, en cada grieta de mi carne,
en cada margen de su río, un corazón como una flor,
y el alba ... gritando en mi vida su sentido .

© LIDIA CRISTINA CARRIZO