17.8.08

Poema de Marta Zabaleta


CASAS

Si la tuya fuera parte de ti mismo
se rompería en estrépitos cuadrados
quebraría al limbo, demorada
suerte y sustancia
requebrante de romera
parabólicas casas
arrastrando su paso de penumbra
con esplendor de patio a luna llena
y un corredor de estrépitos y miedos
le habrían puesto
pesadez al pistillo y a mordiente
intemperie de suerte que de a palos
a punta de escobazos
de platos triturados
de techo que descuelga
los arácnidos
casa de palo
metal
vaina y cuchillo
casa de tango
casa,
palabra generadora
de Paulo Freire
sagrada tierra mía
para quererte
casa pan techo comida
casa sin espejos
sin esplendor de cola
con fantasmas casándose
adonde bailaban las arañas
y reía el pintor de brocha gorda.
Casa
el encierro infinito en su sustancia
casa matriz
devuélveme
descansada
el peso de mi honra.

© marta zabaleta
Foto: Horacio Farroni

4 Comments:

Blogger Gustavo Tisocco said...

y en ella estamos genuinos, frágiles, protegidos no?
Un abrazo Gus.

17.8.08  
Blogger Marta Raquel Zabaleta said...

Muchas gracias, Gustavo, por tu publicación, y por tu comentario.
Sí,dices bien: para quienes la tenemos, es como sentirnos en la matriz del ser materno. Pero para los y las sin techo,qué?: aquello de pan,techo y socialismo por lo que tanto luchamos en Chile,o aquellos pasillos circulares de los falansterios,aquello que lejos nos parecen hoy dia...Por eso hay que seguir luchando, aunque nuestra arma sea solo la palabra,para que las casas que hoy envuelven nuestro individualismo se conviertan,por fin, en casas comunitarias.En alas de libertad,
en una sociedas de iguales y paridad en la diferencia.
Besos
Marta Zabaleta

17.8.08  
Anonymous Anónimo said...

MARTA: la casa, "nuestro cuerpo de cemento" como dice un poema mío, sitio de soledades en los dinteles que alojan sus arrugas. Emociona su recuerdo. Un poema que trae nostalgia. Un abrazo, Laura Beatriz Chiesa.

21.8.08  
Blogger Marta Raquel Zabaleta said...

Muchas gracias por tu comentario,Laura Beatriz.
Sin nostalgias, como dices, tal vez no podría ya vivir con la certidumbre del ahora, tan lejana de todo lo que me vio nacer...
Decrepitud de los destierros calcinantes, que nos matan sin morir.
Un fuerte abrazo por estar ahi.
Marta.
Londres.

22.8.08  

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