2.12.08

Prosa de Edna Pozzi



La casa con ruedas.


Porque en definitiva lo que todos buscamos es “el aleph”, ese sitio de reunión de todos los puntos, de todas las direcciones posibles, esa zona de unión entre el pasado y el impredecible futuro, esa iluminación que nos ama y a su vez nos despoja, esa comprensión de que en nosotros se opera una síntesis o esa mirada que a su vez nos desnuda y nos viste, ese paisaje que contiene todos los paisajes, la montaña y el mar, los llanos y los ariscos pedregales. Ese “aleph” que es la pérdida y la total ganancia y donde las palabras llegan desnudas a su dura patria inmóvil. Recién nacidas llegan.
Porque todos somos espíritus errantes, pero algunos llegan a ese lugar, a esa casa, a esa región donde alguien o algo nos mira con amor y con piedad. Puede ser una persona o una piedra, un ángel, una estrella, puede ser a la vez todas esas cosas juntas, puede ser un niño, puede ser un corazón en ruinas, puede ser la muerte pero también puede ser el fugaz paso de Dios, la cercanía del conocimiento.
Porque nos hemos detenido en nosotros mismos y paleamos todos los días una montaña de basura y escupimos en las manos de los que dicen amarnos y no nos atrevemos a nombrar el amor y mucho menos la libertad, porque son en nosotros la parodia de lo que no quisimos perder y vendimos al mejor postor. Viajeros grises de los mercados, sacudiendo al amanecer las cenizas viejas del tabaco o el tedio.
Porque ejercimos la seducción de la palabra y después abandonamos al otro en mitad del charco de sangre, repartimos soledad y desesperanza, miedo y cobardía. Porque fuimos más claros pero a su vez más crueles, más enteros pero a su vez más frágiles, más habitados pero a su vez más desesperadamente solos.
Y porque debe haber algún sitio que se ilumine al atardecer, yo le he puesto ruedas a mi casa.
No sé si encontraré el “aleph”, pero por lo menos lo buscaré.
No sé si algún día decidiré que puedo cambiarlo por un pequeño amor inmóvil, mísero y lastimado, la aceptación resignada de que toda redención viene en parcelas menguadas y frágiles y que el dolor será mi copiloto.
Pero yo le he puesto ruedas a mi casa. Sigo el impulso más antiguo del mundo. Vivir es navegar. Todo movimiento es acechanza, pero también misterio y promesa.
Ya nadie me busca. Yo busco. La casa de desplaza y todo lo que soy y lo que tengo se desplaza con ella.
Algo. Alguien, en algún lugar, espera. Tengo que llegar con mi casa entera, como una rama encendida.
Por eso le he puesto ruedas. En esta cercana Navidad del año 2008, donde está naciendo Aquel que se llamará Nuestra Justicia. Un rato antes de perderme en la niebla.

© Edna Pozzi.-

9 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Edna: esa es una forma inteligente de permanecer, estar en todos lados y en ninguno pero, sí, en la permanente búsqueda y no a la espera de... Comparto ese decir, un abrazo, Laura Beatriz Chiesa.

2.12.08  
Blogger diana poblet said...

Porque fuimos más claros pero a su vez más crueles, más enteros pero a su vez más frágiles, más habitados pero a su vez más desesperadamente solos.

-Vaya manera de decirlo Edna; no le faltó ni perfume de tristeza. No faltó nada, todo fue exhaustivo, casi paranoico si no fuera por ese detalle de pausa, de sobriedad serena, de lumbre sin llama, así como debe comportarse la sabiduría, aquello trascendente que no requiere mayor efusividad que esta palabra lacerante y quieta para arribar a todos los puertos.
Un abrazo a tu palabra y otro a tí,
d.

3.12.08  
Blogger Elisabet Cincotta said...

Excelente text, ir no esperar, magnífica reflexión para replantearse uno mismo.
besos
Elisabet

3.12.08  
Anonymous Anónimo said...

Edna: Qué inteligente prosa. Me gustó degustarla como a un postre.
Víctor H. Tissera

5.12.08  
Anonymous Anónimo said...

SEÑORA POETAS, sin palabra, impecable, majestuoso, su poesia tiene todo y mas, ese mas que necesitamos para continuar a pesar de los pesares, seguro que algun dia llegara la justicia y sera terminal. Sigamos construyendo la conciencia
Cordialmente
Patricia Corrales

5.12.08  
Anonymous Anónimo said...

Y si este Regalo de Edna no es el Aleph, nos acerca al Aleph, es decir: nos acerca unos a otros.
El Omega nos acerca al Alfa.
Rubén Vedovaldi

5.12.08  
Anonymous Anónimo said...

GRACIAS. estoy llorando. GRACIAS.
Alicia Perrig

6.12.08  
Blogger Avesdelcielo said...

No afincarnos, no conformarnos, no resignarnos. y salir al misterio y a la Promesa de Paz y Justicia.
Un decir que me dejó tratabillando mi alma.
MARITA RAGOZZA

6.12.08  
Anonymous Anónimo said...

EDNA
EMOCIÓN, EMOCIÓN EMOCIÓN, QUE BRINDA UN POEMA CUANDO ESTÁ ESCRITO
POR ALGUIEN QUE SABE MANEJAR LAS PALABRAS
UN BESO Y FELICIDADES
ANAHI DUZEVICH BEZOZ

2.1.09  

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