26.5.09

Poema de Marga Mangione


Los duendes de “Almafuerte”

Los duendes solitarios de tus noches,
velan tu pobre alma atormentada.
Y el genio se revela a cada instante,
volcando en el papel, cada palabra.
Esos duendes trasnochados que te soplan,
al oído su musa enamorada,
para tu mano, que se apresura y cuenta,
versos paridos en las madrugadas.
Duendes enamorados de quien nunca,
te daría una mirada,
y que desprecian a la que te quiso,
y se perdió en la nada.
Los duendes mansos que en serena calma,
te hacen adoptar hijos, amar pobres,
compartir tu miseria y dar sin pausa.
Y duendes iracundos que te obligan,
a no poner la otra mejilla,
a no callar lo que te pasa,
y a salpicar las blancas hojas,
con el rojo de tu sangre derramada.
Esa sangre que diste gota a gota,
en tu vida callada.
Vida de huérfano, abandonado y triste,
con el dolor clavado en las entrañas,
pero sembrando amor a manos llenas:
¡Aristócrata del verso y la palabra!
Hidalgo de las letras al que nunca,
le faltó una esperanza,
aún en los más intrincados vericuetos
de su alma torturada.
Forjaste con valor para los siglos,
en sílabas fragmentados,
siete sonetos que jamás se olvidan
y a través de los tiempos dictan cátedra.
Con Dios peleaste, y a Él pediste ayuda,
en tortuosas vigilias desveladas,
contradictoria tesis de creyente;
y ateo, de oraciones y plegarias.
Maestro y padre espiritual de tus alumnos,
fuiste guía sin igual en cada aula,
políticos y ricos te acosaron,
quitándote el poder de la enseñanza.
Pero los jóvenes, que nunca te olvidaron,
guardaron tu poesía dispersada,
en periódicos, revistas, borradores,
y en los dos libros que editó tu gracia,
la dieron al futuro y así nunca,
fue al olvido entregada.
Terminaste tu vida con harapos,
trashumante juglar que con tus versos
no aceptabas la vida sedentaria.
Nómada del amor, de pueblo en pueblo,
caminabas en calma.
Por no venderte, ibas con orgullo,
recitando palabras
Y a cambio de comida y una cama,
poesías regalabas.
Hoy sufro, y me lamento si en la escuela,
un docente te calla,
evitando que un niño te conozca,
y que tu prosa genial, entre en su alma.
Y por eso te brindo mi homenaje,
desde esta humilde poesía dedicada,
con todo el corazón, para el más grande:
¡Poeta de habla hispana...!

© M
arga Mangione

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Hermoso y conmovedor homenaje a quien engrandeció laprofesión docente y las letras.
Felicitaciones, Marga, y un beso grande
María Rosa León

27.5.09  

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