Prosa de Cristian Gentile
Quédate a mi lado
Quédate a mi lado esta noche, bañando con tu encanto
los hilos del momento, como hace el rocío con la aurora.
Déjame ser la calma, que me mantiene insomne, en medio de
la nada y que me sabe a limosna.
Cuántos ecos que laten en mi sien, de tantas condenas sin culpa. Cuánto amor perdido mezquinando piedades.
Quédate a mi lado, vistiendo mi cabeza con paños fríos.
Tómame la mano, mantenla entre las tuyas.
Afuera los truenos rasgan la oscuridad, y te acercas a mi oído, a respirar más palabras.
No hay visitas al paraíso, ni paseos por el infierno.
Quédate a mi lado esta noche, que repartirá sus últimas cartas. Déjame a solas con tu mirada de ángel, sé mi cómplice en la fuga de los poemas.
Cierra la ventana, que la lluvia invade nuestra soledad absoluta.
Embriaga este aire con tu perfume tenue y ahuyenta a los fantasmas que surgen de su crepúsculo. Que se pasean por las paredes.
Al costado de mi lecho, con presencia inmóvil y furiosa, renuncias a todo. Por un dejo de luz, calidez gélida de un rayo, se ilumina tu rostro; un rostro con lágrimas mías.
Lágrimas que sólo yo debo llorar.
Al mismo instante se empaña tu sonrisa; ocultas tu noche, mientras asistes a la mía.
Que la tormenta empape sus cartas antes de jugar. Que se desarme el viento que no cesa de gritarme desde aquella ventana.
Sin importarme el esfuerzo, me siento y luego me incorporo.
Sin que lo hayas notado, por estar tú de espaldas, escondiéndome el llanto.
Los truenos no respetan ningún silencio, las gotas de rocío pertenecen a la simpleza del olvido.
El temor se ríe de sus nuevas víctimas, y le cree a la muerte su promesa de triunfo.
Yo te toco el hombro y una vez que volteas, recuestas tu cabeza en mi pecho. Luego nos miramos, para decirle la única verdad a nuestros labios, para convivir con la música que encierra el diluvio.
Quédate a mi lado, que estoy cada vez más cerca de volver al camino. Quédate a mi lado esta noche, que mis sentidos se hallan vivos, pidiendo enfrentar con dignidad el rigor de la despedida. Vencerán allí, donde comienza el destino de las ilusiones, siempre a pocos pasos de la cumbre.
© Cristian Gentile
2 Comments:
Un poema de despedida muy valiente.
Placer leerlo.
Elisabet
Muy conmovedor tu poema, Cristian.
No es fácil imaginar un adiós en el camino del amor.
Felicitaciones y un gran abrazo
María Rosa León
Publicar un comentario
<< Home