Poema de Laura Massolo

ELEGIR, HE PENSADO ELEGIR

Volví tarde.
Mi ángel dormía.
Pensé que si durmiera eternidades tendrían que sonar esos martillos.
Pero en las cadenas que me atan cada eslabón es una célula.
En cambio, extrañamente,
cuando nos atan las manos con poesía,
los eslabones son sílabas, relumbres, calaveras que asoman de la tierra.

No son casuales,
ni la tortura de los ángeles ni el molde de la idea,
ni Pizarnik que pasea en mi bolso,
ni los cuervos de Ted mordiendo muertes.
No son casuales.

Los eslabones que nos atan a los ángeles
están soldados con miserias y con lágrimas.

© Laura Massolo