Prosa de Ana Guillot
fragmento de un texto en proceso de escritura
2.
Casandra no atardece en los eclipses. No le teme a la escasa figura de la noche, ni tiembla su incandescencia ni nada. Hay mar de sobra, y en él están los griegos. Las naves se sumergen como ojos hambrientos. Lobos que alimentan las pezuñas y el gris. El eclipse se huele. No es necesario ser profeta para concentrarse en la matriz del verde. Basta con observar. El ritmo de los astros. Ellos delatan el ángulo de rotación, la efervescencia o la oquedad de su carne. El bosque o los montes vociferan el oscurecer de cada fragmento de luz, como un imán que desnutriera los ojos y dejara a los humanos temblando.
No es Zeus, ella lo sabe. Hay algo más que arde en el misterio. No es Dionisos ni es Apolo, ella lo intuye. El movimiento del mundo no es arrebatado ni capcioso. Hay un orden allí. Hay una música.
© Ana Guillot
Pintura: Ana Valentina Medrano Mayol
4 Comments:
presente la meta-literatura, me gustó mucho
saludos
Anahí Dzuevich Bezozorizin
¡Me encantó tu poema, Ana!
No se puede esperar nada mejor tan digno de una de las hermanas de Casandra. (No me olvido de tu ciclo tan hermoso. ¿Volveremos a verte y escucharte algún día en él?)
Aplausos, bises y besos
María Rosa León
Ana: me olvidé de decirte que es hermosa la pintura de la otra Ana, que elegió Gus para complementar tu bellísima prosa.
Más besos y aplausos
María Rosa León
exquisito texto.
mirada que traspasa la frontera y se desccubre desnuda frente al universo
gracias por compartirlo
francisco
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