9.1.11

Poema de José Enrique Ramírez Aguilar


"Autómata"

Una televisión grita.
Cadena de vacíos.Transistores.
Transitorio camino
de ochos permanentes.
No hay signo el cual elegir
cuando necesitas
un programa para vivir.
Antenas.Atenas personal.
Ruinas,grietas de Jacona la ciudad.
Un Dios de bolsillo
invadiendo el cielo
de la ropa interior.
Las manos buscando relámpagos,
planetas,cuerpos,manos.
Las manos tomando
bocas dactilares
de lo que pudieron ser
hace más de diez dedos,
las huellas de un beso.
Ve eso,lo viste,lo desviste,
es invidente,es evidente,
pero la desnudez
es la visión más profunda.
Fúndame, fúndeme.
Soy un foco lleno de velas.
Humo, humor ,amor,
Roma de nuevo se incendia.
El agua ya es fuego,
el viento es fuego,
la tierra es fuego,
todo es un pirofilacio absoluto.
La plaza desplazada,
llena, llena, llena
de llenarse de nada.-Adán-.
El corazón como una manzana
sin corazón, sin ser manzana,
malsana, tan sana. -Anás-.
Solo pienso en hacerla
de voyeurista,
para eso, horado las paredes
del alma y puedo ver y veo
un barco flotando
sobre un mensaje lleno de botellas,
ellas, las estrellas o la brújula,
tal vez la intimidad de una sirena
tocada por un faro encendido,
ido en circunloquios colocados
en los prados de mi ciudad.
Oh, mi ciudad de árboles ciclópeos.
Yo vivo en un árbol,
un árbol vive en mí,
Dios es un árbol
y uno permanente y blanco.
Casi puedo oler la lluvia desde aquí,
desde donde nada,
absolutamente nada tiene olor,
desde la estación de los olfatos,
pero para salvarte tienes que creer
que todo puedes oler,
desde la mente hasta la piel.
En piélago la luna llena
excitada, atada de soles
que salen por el sur
y se quedan en el sur.
Oh, sí, quisiera ir al sur de las cosas
y ahí hundir mi barco,
llegar hasta el fondo y ahí permanecer,
siempre amanecido
bajo la forma de un símbolo sencillo
e íntimamente indeleble.
Todas las imágenes han sido decodificadas,
toda letra es una imagen,
todo gen es un código inmutable,
todo puede caber en la mente
sabiéndolo desacomodar.
Uno y mil laberintos coetáneos,
mil y un rostros instantáneos;
un espejo donde se guardan los años
en axiales desdoblamientos detenidos.
Después de centurias sólo un último tiempo,
sólo un preciso momento tengo,
para tenerlo todo, para hacerlo todo.
El todo del todo es un ciclotrón
de ciclos irrepetibles.
Una televisión grita.
Cámbiale de canal.
Sigue gritando, apágala.
Enciende tu vida,
actúa, vive,
siente, goza,
llega, llega, llega...

© José Enrique Ramírez Aguilar

2 Comments:

Blogger Juan Carlos Rodríguez said...

Impactante y absolutamente coordinado con la realidad. Muy bueno!

9.1.11  
Anonymous Anónimo said...

Jose:
Antes que nada es un grato trabajo este el de descubrir tus versos....un poema que denuncia la alienacion y enajenacion de una oscura epoca que trata de confundirnos con sus luces ...Muy claras y profundas palabras.
Leonardo Herrmann

11.1.11  

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