Poema de Raúl Feroglio
JUAN CARASSAI
Juan Carassai
arma rayo a rayo
dos flores metálicas, delgadas,
las ajusta al viejo cuadro gris,
aceita una cadena.
¿Cuánto es el gomín, don Juan?
¡Mañana vuelvo a pagárselo!
Juan Carassai está
con su bigote hecho tabaco en hebras,
su enorme barriga, su cigarro,
viendo pasar la tarde
que lo aplasta en sombras sin remedio.
Gracias, don Juan
Inflar no cuesta para los pibes del barrio.
Juan Carassai engrasa
los rígidos piñones de la tarde,
un viento helado lo recorre,
él mira pasar y pasa.
Por veinte años lo veo:
brisa sin música ni hollín,
humo de tabaco dulce,
sopor de siesta, pared,
soplo de marzo,
rayo perfecto, piñón, cadena floja,
freno, pedal, cubierta, cámara.
Juan Carassai va armando
la misma bicicleta siempre
y el tiempo la desarma.
© Raúl Feroglio
3 Comments:
Raúl, el personaje atrae, es querible; el tema me trajo recuerdos y fue como volver a unos días plenos de sol, donde la bici era figura central.
Un abrazo
Betty
Todavía quedan bicicleteros así en los pueblos provincianos, todavía hay gente que dedica su vida a un oficio tan puro.
Por eso es deber de los poetas sacarlos del anonimato.
tu biciletero me llega al alma con su oficio de inflar sueños que llegan lejos...
Muy tierno tu poema, Raúl.
Me encanta...
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