Poema de María Victoria Dentice
CIEN MANERAS DE DECIR LO SIENTO
Lágrimas del color
de una lejanía,
Los niños vendados
Invocan mi nombre.
Debajo del alma
la noche es blanca
la noche es cierta
y bebe mi estrella.
Quizá es nada en la noche
Y yo soy nada
Y el cuerpo y la luz
Y esta música que me abandona,
Ante la medianoche que tantas veces fue nada.
Quizá todos fuimos nada a veces.
Quedaba un cielo para devorar y morir.
©María Victoria Dentice
De “Los años vendados”
1 Comments:
Y de esa nada resurgir enormes...
Buen poema.
Un abrazo Gus.
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