20.7.07

Poema de Eduardo Quintana


Entre la Tierra y tú, inerte

Te vi por la mañana, y estabas calma.
Más, cuando hablé contigo sentí que
no sentías nada, ¿he perdido tiempo
con un cuerpo inerte que habla, pero
que no piensa ni siente?

Me asusté al oírte porque creí que
no estabas, pensé por un momento
que no aguardabas nada, sentí de cerca
el rubor y la misma historia de hablar
con una silla.
Sólo, que a diferencia de la madera trabajada,
tú ni siquiera me escuchabas.

Te encontré nuevamente por la tarde,
te noté un poco preocupada,
¿molesta por qué? Pensé desde mis entrañas,
¿será que siente algo realmente en la casa abandona
de las luchas diarias con la vida cotidiana?

Me dijiste que una vez alguien te partió
el corazón y por ese supuesto amor
que no duró, ya no tendrías compasión.
Más, te advertí que no dijeras ya nada, para
que continuemos viendo el atardecer
que tímidamente se apagaba.

Me preguntaste ¿qué me pasaba?
Yo te dije te quiero, sin saber por qué
ni cómo, ni cuándo.

Te reíste de mis sentimientos
y yo, lloré sin consuelo.
El mundo es basura desde su nacimiento,
me afirmaste, cuando ya otros amigos,
a lo lejos, traían algo grande, de madera,
como la silla también, era una escoba larga
que me decía: vámonos, que la suciedad
es tanta, que la Tierra pide a gritos,
hoy y siempre, ser limpiada.

© Eduardo Quintana

2 Comments:

Blogger Gustavo Tisocco said...

Un poema simple que nace de todo el amor y cierto desengaño...
Un abrazo Gus.

20.7.07  
Anonymous Anónimo said...

La Tierra que pide a gritos ser limpiada... todo un tema Eduardo y hermosamente cantado en tu poema.
Cariños
María Rosa León

21.7.07  

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