Poema de José Emilio Tallarico
Veo la infancia innumerable del río.
Por momentos recreo ese oscuro costillar
diseñado por la ondulación de unas pequeñas olas.
Veo un desgarramiento de reflejos sacudir el aire
y apagarse junto a las raíces de la orilla.
Allí se ve al casero que saluda tras su montón de leña seca
(ningún temblor podría oscurecerlo).
Más cerca, el vientre de una avispa moteada comenzó a girar
con el único lenguaje posible que actualiza el destino: el de la muerte.
Porfiada, esa ración de nísperos sonríe.
Y más aquí del sol, desde un rostro cansado,
una mujer ahuyenta mi pesar.
Copas amarillas, cañas, miniaturas que deshace el tiempo,
y que rondan un camino central donde mis ojos salieron a buscar
una fábula rústica, un ensueño salvaje: este día volcado hacia las islas
que no cesó de amanecer.
© José Emilio Tallarico
4 Comments:
La infancia, la pérdida, el destino final todo bellamente reflejado en tu ISLA.
Un abrazo Gus.
José Emilio:
Las sutilezas del agua y de la tierra anidan los espejos de su voz,y ensilla en los intrincados panales de la trama del poema,renovadas luces de una belleza que sopla sobre nuestros corazones.
Abrazo Fraternal!.-
Blues
Qué bello poema. Es muy difícil describir un paisaje sin caer en lugares comunes. "Porfiada, esa ración de nísperos sonríe" cuánta belleza. Maravillosa comunión de paisaje, recuerdo, homenaje. Felicitaciones.
Bellísima pintura de un paisaje de infancia, de una historia y mucho más...
Excelente tu poema, José emilio.
Un cariño grande
Maria Rosa Leon
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