20.4.09

Poema de Alberto Peyrano



EL MAR DE LOS DÍAS

Mi mirada gira en torno a remolinos
que, violentos, acompañan al viento.
Más allá, la infinitud de lo perenne
continúa sus ciclos repetidos y claros.
Es una hilacha el sol en este día
acompañando la música de edades
que retornan a veces con sus puros cantares
a acompañar mis horas taciturnas y muertas.
Atrás quedó el zorzal madrugador y alegre
que anunciaba el futuro del presente
y saltaba galano entre los tiestos
de margaritas en vano deshojadas.
Puede el día virar su cromatismo:
plantearnos un paisaje a la mañana
para mostrarnos, por la tarde,
la posibilidad de lo siniestro
y por la noche el terror de la galerna.
Nuestro vacío inconsistente
con las velas al azaroso viento,
recala en puertos donde la nada reina
y también en islotes donde sueña el amor.
En el mar de los días
sigue el barco su rumbo
bajo soles y lunas que no vuelven
hacia quién sabe dónde y, a veces, sin compás.
La tarde se adormece, el mar ya se ha calmado
y aloja, en las doradas arenas de su orilla,
la sonrisa de un niño, la promesa de un beso,
el venturoso riesgo de un mañana
y un sueño que se muere en mi mirada.

© Alberto Peyrano

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

¡Muy bello tu mar de los días, Alberto!
Aplausos y un fuerte abrazo
María Rosa León

22.4.09  
Anonymous Anónimo said...

Hola Alberto! Bello poema y me encantò, tìtulo incluìdo....El mar de los dìas...Un abrazo.

Lily Chavez

24.4.09  

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