23.10.09

Poema de Rodrigo Illescas



Domador


Que se detenga el temporal, pide el hombre
esa jaula repleta de leones en su memoria,
que se detenga ha dicho.
La cabeza en medio de la tempestad
.........pide clemencia,
lleva consigo un cuerpo de otro cuerpo,
parece un domador con miedo;
pide limosna en un vaso,
y quien pasa deja caer gotas de sangre,
pide limosna, y no eso:
el vacío que se tiende entre el sueño y la memoria.
Que se detenga, pide el hombre,
el rugido salvaje de las bestias
por miedo,
por gusto,
porque sí,
el león que se detenga,
que se detenga ha dicho
el corazón:
de pedir y reclamar y que se escuche.
Parece no acabar nunca
este aullido desde adentro.
Que se detenga al domador, pide el hombre
que ya no haga sonar el látigo contra su corazón,
o que la soledad devuelva el golpe.


© Rodrigo Illescas

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Y ese aullido que parece no acabar nunca es la fuerza de tu voz poética, Rodrigo.
¡Me encantó tu poema!
Felicitaciones y un gran abrazo
María Rosa León

23.10.09  
Anonymous Anónimo said...

Me reconozco en este poema, Rodrigo;
tu voz es la voz de lo humano.
Me gustó mucho.
Osvaldo Rossi

26.10.09  
Anonymous Anónimo said...

Hay un pedido que se repite desde diferentes ángulos y el poema va creciendo en intensidad hasta redondearse cuando la lectura ya nos asfixia por su tan bien manejada carga dramática. Me encantó, Rodrigo. Un abrazo.

Jorge Luis Estrella

30.10.09  
Blogger Norma said...

Hola Rodrigo.
Muy bello. Logras que el lector experimente esa angustia creciente del que siente.
No sé si resultará impertinente este pedido pero te hago llegar mi correo electrónico por si sientes deseos de colaborar en la Gaceta Virtual.
Por favor, ponte en contacto.
Ya sabes: segadesmanias@gmail.com

2.11.09  

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