Poema de Alicia Cora Fernández

DESANGRARSE EN UNA ESPINA

Y así, qué más que estarse con los brazos caídos,
el corazón amontonado y ese sabor de polvo
que fue rosa o camino.
JULIO CORTÁZAR


Pies descalzos en todo el frío y el alma desnuda.
Manos con los ademanes de amor congelados.
Tu boca dibuja muecas de careta en un carnaval a contramano.
Un atisbo de felicidad se diluye en imposibles
y todos los relojes del mundo marcan el tiempo en negativo.
Quedan dispersos por el piso, pedazos de algo parecido a la vida.
Mi suspiro se enganchó y muere desangrado en la espina de la rosa.
Sé del paraíso donde se confunden ángeles invitados y demonios intrusos.
El viento barre con escoba de tormenta y agita mi cuerpo hecho jirones.
Los pensamientos improvisan fugas hacia la nada
tus palabras que no explican se evaporan.
Te dejo ir, no pongo en tu camino ni lágrimas ni quejas.
Mañana, sin vos,
mis pies ya no tendrán frío y vestiré mi alma con ropas de luz.
Voy a creer en imposibles y los relojes virarán su ruta.
Rescataré mis suspiros para cohibir sus heridas.
Como a los filisteos del templo los demonios intrusos de mi paraíso serán expulsados.
El viento unirá en un balanceo suave y monocorde los jirones de mi cuerpo.
Y así, pensando solamente en mí, siendo egoísta y convirtiendo mi generosidad en avaricia
voy a darme cuenta que ya no estas conmigo y SERÉ FELIZ

© ALICIA CORA FERNANDEZ