Poema de Francisco X. Fernández Naval
-GLENDALOUGH-
la tarde se hizo gris
como los troncos perezosos
y oscuros, aún en estos días de redención.
Allá arriba, en las minas de plomo
donde la nieve se afirma en las rocas,
donde no crece el acebo
ni el tejo, me ofrecí en silencio,
solo y en silencio, conocedor de los
límites, de mis líneas
oscuras, del miedo y del pecado
de la inquietud y de la duda.
Me ofrecí, quiero decir que me di
a mí mismo, sólo un latido anónimo
en el autocar de turistas asombrados.
¿Para qué corazón desvío las horas?
¿Para qué lengua carnal? ¿Para qué
entrega?
Respiró la tarde y yo busqué el calor
en su evasión inocente
y cenicienta.
© Francisco X. Fernández Naval
6 Comments:
... SOLO Y EN SILENCIO...
...Y YO BUSQUÉ EL CALOR...
ME QUEDO EN ESTOS VERSOS..
EN UNO DONDE LA REFLEXIÓN NOS DA SEÑALES DE UN CAMINO...
EL OTRO VERSO UN ACTO ESPERANZADOR EN DONDE PUEDE SUCEDER LO QUE SE ANHELA...
ME GUSTÓ!
UN POEMA PARA REFLEXIONAR
LIDIACC.
Chisco maravilloso poema, es una secuencia que toca las cuerdas sensibles de la imaginación y te lleva a viajar en un juego maravilloso de palabras.
Saludos desde mi bello San Luis
Y tu novela maravillosa le ha gustado mucho a mis chavos.
Espero verte pronto, un abrazo
Irma del Angel
grande amigo!!
te aplaudo nuevamente!!
Mi admiración siempre!
Un gran poema, Francisco, magnífica evocación de un momento de alta conciencia, en soledad creativa hasta las grandes preguntas...un abrazo, María Chapp
Gracias por este poético viaje interior, por este monólogo que podría ser el de cada uno de nosotros en contacto con lo trascendente. Un beso. Adriana maggio
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