Poema de Francisco José Malvárez
HUESO DE LA TIERRA
no veo la costa ni caballos en la pradera
veo sólo piedras cayendo de todos lados
… no veo, no veo…
no veo pájaros ni flores ni estrellas
ni la noche ni el alba
piedras, sólo piedras
piedras que hieren, que caen golpeando
piedras que salen desde las ventanas, desde los marcos y lo caños
sólo piedras que vienen hacia mi, hacia mis ojos, a mi rostro
piedras que hieren riñones, costillas, las manos
secas piedras, filosas piedras, redondas piedras
de todos los tamaños, de todos los colores, de todas las formas
piedras y piedras
piedras que pegan en la cara, que parten los dientes, que ciegan la mirada
piedras que como impúdicas cachetadas te parten hasta el alma
piedras, sólo piedras
no veo el río ni la lágrima veo
.. me estoy vistiendo de muerte
de estatua marmórea, hasta cagada por blancas palomas
no veo mi vida
piedras y piedras y… ¡mierda! veo
piedras agazapadas dispuestas a matar
cascotes ensangrentados que destrozaron la carne, veo
ya vomito piedras, sangro piedras
respiro piedras, huelo a piedra
pero ni una sola es un hueso de esta noble tierra que piso
¡qué horror!
© Francisco José Malvárez
7 Comments:
Grande Francisco.
Vos y esta muerte que no abandonas en esta vida.
Encontraste el norte?
Te abrazo amigo
Me sentí apedreada por tus palabras Francisco querido, doloroso contenido, ya se sabe.
Un abrazo
Lily Chavez
Francisco
duro poema, golpea igual que una piedra. Creo que la mención de cada una de ellas está dirigida a su punto exacto. Muy bueno. Eduardo Chaves
Más tarde o más temprano, el tiempo también le lleva su muerte a las piedras volviéndolas arenas. mientras tanto la vida es nuestra. Un Abrazo Lobo. Cris
Morir y convertirse en estatua de mármol, cagada por las palomas...
Creo que, en medio de tanto dolor que atraviesa la vida, hay un toque de ironía en ese destino grotesco de las estatuas y las palomas que ignoran toda solemnidad.
¡Me encantó tu poema, Francisco!
Felicitaciones y un gran abrazo
María Rosa León
Bello poema , muy bien comentado por María Rosa León ...¡Oh! el destino de las estatuas , su soledad, su dureza , su eternidad inmóvil ...somos polvo , tal vez alguna vez fuimos piedra y en tu poema , mi querido Francisco , duelen y sin embargo seremos nuevamente polvo y piedra
Vaya lapidación es tu poema Francisco. ¿Acaso al final quedará una sola piedra hecha conciencia?
Un saludo desde el árbol que soy.
José Enrique Ramírez Aguilar
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