Poema de José A. Santos

NOCHES SIN ALMA

Soplaba viento del norte
En la noche sin alma
Entre los goznes de las articulaciones
De los fantasmas de sábana
Rasgada
Y cadenas de óxido.
Yo aguarda en la esquina
Donde se suicidan
Aquellos sueños que desconocen el vuelo.
Hacía el mismo frío de siempre
Pero con una lluvia diferente,
Amarga,
Seca como el licor mal bebido.
Fuera la vida
Semejaba detenerse a contemplarse,
Pagada de si misma,
Orgullosa de ser.
Se intuían cadáveres al amanecer
Y lejanas cuentas impagadas
Que podrían ser cobradas en la oscuridad
Perenne
De ciertas esquinas.
El suelo reflejaba
La verdad de los espejos
Con torsiones de pisadas
Y arrugas de un viento
Que no sabía si soplar
U olvidarse del presente.
Encendí un cigarrillo.
(Dicen que el fulgor de la llama delata,
¿para que esconderse de la verdad?
No me preocupa que vengan a mi,
Incluso a pecho cubierto)
Reí.
Luz y sonido … ¿Qué más quereis?
Nada.
El frío atrapaba mis huesos
Como si tuviese toda la noche para mi.
Pocas veces me sentí tan arropado.
Ante mis ojos
Algo semejante a la vida
Sucedía con contumaz desesperación.
Pensé que tal vez fuese interesante dejarse llevar…
Las cataratas siempre terminan en caida
Y mi presente se parecía demasiado a un río
Truncado.
Aspiré el nocturno nectar.

Y cuando abrí los ojos a la realidad
Los fantasmas ya se habían diluido
En la inconsistencia tenaz
De las brumas de un amanecer extraño,
De texturas vacuas.

Y me dejé llevar.

© José A Santos