Prosa de Ana Guillot
El campo de batalla es un guiso. Cada hombre una lenteja, un poroto. El caldo es la muerte y está ardiendo. Se queman los becerros en sacrificio, se expele el humo, su relente. Humea la noche en el altar. Huele a hueso calcinado, a intestinos disueltos. Se ofrecen los becerros, pero Apolo no deja de temblar. -Apolo es un dios misericordioso- dicen los guisantes, los guisados. -Es Ares el que impulsa- repiten.
El guiso está espeso. El campo es una sucesión de hombres, de almitas en pena. No hay espacio para la conmiseración. Las guerras se escriben con los vientres. Y son siempre una versión apócrifa.
Ni Helena, ni Paris, ni Taltibio. El tema es el tesoro, el hambre por el tesoro. Y si de hambre hablamos, mirá Tántalo. Se los devoran los buitres finalmente. Carne de la carne de la carne. Y es la plebe la que escurre sus diatribas pidiéndole al dios para que todo pase lo más pronto posible. Para volver a casa, a los hilos nocturnos de la amada, al licor inicial. Al hijito que extraña, que se extraña.
Se regocijan las fauces de los buitres. El tesoro va pasando de manos y en el medio, los hombres. Un banquete a deglutir.
La casa está lejos para aquellos que conduce Agamenón. Los troyanos defienden sus murallas. El caballo no relincha aún. Está sin madera, sin cauce. Antes de que la noche caiga.
© Ana Guillot
14 Comments:
Yo tiemblo, tú tiemblas, él tiembla, nosotros temblamos. Tal vez sea el verbo más moderno, el que más anquilosa, el más temido.
Bueno lo tuyo, con mi abrazo.
d.
Y no "antes de que la noche caiga", sino cuando ya ha caído (son las 20.55 de este miércoles en el que me despido de mis 65 años en pos de arribar dentro de cuatro horas a mis 66) que te expreso mi admiración, Ana Guillot, por este campo de batalla.
Rolánguido Revánguila
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¡Un cuadro lleno de crudeza sobre una realidad demasiado cruel!
Bellísima, a pesar de todo, tu pintura, Ana.
Aplausos, bises y besos
María Rosa León
Ana
un tremendo cuadro sobre la realidad, sus pinceladas duelen y hacen temblar, pero en cada palabra tuya aparece la belleza del talento. Muy bueno y para leer despacio y con el alma en un hilo. Eduardo Chaves
Este campo de batalla me dejó sangrando, Ana. Te felicito!
Besossssssss
Impresionante texto que duele hasta el infinito pero que se admira por su calidad literaria. Ana, después de leer el de Diana y el tuyo tengo miedo de leer otro. Aunque, si tienen parecida belleza me les animo.
Un abrazo.
Jorge Luis Estrella
excelente literatura que logra su cometido: estremecer
saludos
Anahí Duzevich Bezoz
Ana, ese campo de batalla, las consecuencias de la locura de la guerra, los botines que cambian de mano... todo se repite hasta nuestros días sin dioses ni semidioses, sin nombres mitológicos, sin el honor ni los códigos de guerra... en fin, mi querida, ha puesto el dedo en la llaga con una poesía de alto vuelo.
Cómo estás Ana, tanto tiempo! Este texto tuyo es de un preciosismo encantador, y no por eso deja de doler. Más mérito aún para tu poética...
¿Civilización dijeron? Somos animales de guerra, sin dudas, y "las guerras se escriben con los vientres.Y son simpre una versión apócrifa". Sin dudas.
Ana Querida, bellísimo. Conmovedor y terrible.
Me alegra encontrarte aquí un beso
leandro calle
Terrible cuadro de batalla excepcionalmente escrito.
Mitología y realidad confluyen en las aguas turbias del mundo, donde las miserias humanas no dan tregua.
Te felicito.Un abrazo. Liliana Lapadula
Magistral, Contundente, quedas espantado y fascinado al mismo tiempo.
Liliana León Trujillo
gente querida
En ese campo de batalla, en el que estamos todos, ustedes ponen la luz, la generosidad, la belleza. Les agradezco muchísimo cada palabra. Enorme abrazo para todos y cada uno de ustedes. Es un lujo. Rolando: feliz cumple!! Leandro: lindo este encuentro transversal. Jorge Luis: sin palabras. A los demás, de nuevo: mi enorme felicidad por sus palabras!
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