Prosa de Ana Guillot
Pica la incertidumbre cuando la noche abunda. Algo del licor inicial. Golpean a mi noche y yo, anfitriona, los recibo. Ellos están aquí. No dejan de permanecer en el amplio vestíbulo, hacedores de tiempo, malgastan lo que les fue dado intentando llegar. Al centro de Ulises, a mi alcoba.
Devienen cada día, morosos y obsecuentes, con algún obsequio ligero. Pero comen y batallan con sus lenguas, con sus pormenores, mientras hilo.
No da abasto la casa para alimentar semejante tropel. Nadie se hace cargo de eso. Comen y beben como si acá fueran a terminar sus noches. Han venido cada día de cada uno de estos años, trece ya, esperando a que abra mi puerta. La íntima, la acotada. La alcoba que apetecen.
Yo hilo. Lazada que no renuncia a su hábil movimiento, tropel de mansedumbre en mi mano. Va y va la lazada, arriba y debajo de la tela, provocando un dibujo.
Lo que imagino se instala en esa tela, como una costumbre.
Hay olor a azahar. Es primavera. Y hay también una voz, dibujando en el fino cordón memorioso. Hay olor a azahar, a naranjas. A frutas que chorrean un licor sagaz.
Hoy hilo azahares. Hoy hilo ese olor, su blancura.
Mañana la tela volverá a ser un paño virginal. ¿Qué coseré mañana?
Antes, las primaveras me llevaban al goce. A estar con el cabello desprolijo. A ponerlo detrás de las orejas para bajar el cuello y zozobrar en el mar de los ojos del hombre que miraba esa soltura. Me llevaban a reír como una muchacha, como cualquier otra joven, con el suelto cabello, con la hebilla en la mano, prometiéndole a él. Lo que quisiera.
Hoy coso olor a azahar. Y algo me distrae, algo estalla en el hueso. Es frágil la memoria, y busca lo que la hizo feliz. Hoy estoy alta en mi cuerpo, en esta sorpresiva audacia. Oler. Oler a azahar. Y a eso otro, que no distingo aún, pero que estalla en el hueso, como un picor.
Alguien huele. Parecido a él. Azahar y fruta que chorrea por la aguja, que desangra el hilo rojo de esta tarde. Como si quisiera. Discriminar las arrugas de esta mujer inmemorial, eterna, inquebrantable. Azahar y fruta para mi labor. Como si aún quisiera.
© Ana Guillot
6 Comments:
" como si quisiera" ¿ por qué no? expresión que eleva tu prosa, tan bien estructurada. susana zazzetti
Buscar siempre en la memoria lo que nos hizo feliz... ¡Qué bueno, tu poema, Ana!
Aplausos, bises y besos
María Rosa León
Decir que la magia de esta narrativa es bella casi es poco, por el éxtasis que una siente al leerla, felicitaciones, un abrazo
Betty
Que genial Ana esta Penélope !
David Antonio Sorbille dijo...
Una prosa imponente, magnífica. Un gran saludo.
Muy bello como siempre Ana, gracias por compartir
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